Hello, dear community! I have had a little bit of time away from you, my dear friends, since I was out of the capital, out of Caracas. I was with some relatives for a few days and today we will talk about this short trip.
¡Hola, querida comunidad! Los he tenido un poco abandonados, mis queridos amigos, ya que me encontraba fuera de la capital, fuera de Caracas. Estuve unos días con unos familiares y hoy hablaremos de este corto viaje.
On Wednesday I traveled to the city of Valencia, in the state of Carabobo, Venezuela. This city is about two hours away from Caracas, the capital. That day I got up very early, took a car and went to the terminal, already determined to meet my family, my cousins and my uncles, whom I had not seen for many years. Taking advantage of the fact that I was in the capital, I decided to take a few days off before my operation to enjoy my family, that family that, when you see them, it seems that time has not passed and love is still intact.
El miércoles viajé a la ciudad de Valencia, en el estado Carabobo, Venezuela. Esta ciudad se encuentra a unas dos horas de Caracas, la capital. Ese día me levanté muy temprano, tomé un carro por puesto y me fui al terminal, ya decidida a encontrarme con mi familia, mis primas y mis tíos, a quienes no veía desde hacía muchos años. Aprovechando que estaba en la capital, decidí tomarme unos días antes de mi operación para disfrutar de la familia, esa familia que, cuando te ves, parece que el tiempo no ha pasado y el amor sigue intacto.
On the road, I observed the banana, sweet cane, chili and cambur plantations. At one point I was in the industrial zone of Maracay. You have to pass through several small towns before reaching the capital. I enjoyed every moment of the landscape. I must confess that Venezuela is beautiful: the prairies, those green mountains, the crops, the people selling on the side of the road. In the middle of my trip, I was talking to my husband, telling him about the wonders I was seeing, trying to make him live a little of what I was seeing, remembering how beautiful Venezuela and its people are.
I was on the road hoping to meet my beloved cousin. She is like a third cousin, a distant cousin, a few years younger than me, but with that complicity that love gives you. We had not seen each other for five years and we decided to take this time to embrace and be happy, to meet her husband, to know her house, to enjoy and share with her these days to the fullest. When I got off the bus, she had already arrived for me. She decided to take me to lunch because I arrived at 3 in the afternoon and she was going to start working. She works delivering and dispatching cosmetics, botox, hyaluronic acid, all those kinds of things that go hand in hand with plastic surgery and the beauty of the Venezuelan woman. We hugged in the middle of the road. When I saw her, it was pure tears of happiness because we had finally met and it was no longer over the phone. We were going to enjoy ourselves. I went for two days and stayed for six because I could not leave. It was so much love and the desire to continue communicating that one more day became another day, and so he told me: “Stay one more day”.
We arrived at his house trying to surprise my aunt and uncle, but they were not there. We went out to look for them, we would call them and she would ask them where they were, that she would look for them and take them to the place they wanted, but that she wanted to pick them up. The first one we saw was my uncle, her dad. When he saw me, he said I looked just like my mother, he cried and said I looked just like his beloved aunt.
En la ruta, observaba los sembradíos de plátano, caña dulce, ají y cambures. Llegó un momento en que estuve en la zona industrial de Maracay. Tienes que pasar por varios pueblitos antes de llegar a la capital. Fui disfrutando cada momento del paisaje. Debo confesar que Venezuela es hermosa: las praderas, esas montañas verdes, los sembradíos, la gente vendiendo a orillas de la carretera. En medio de mi viaje, iba hablando con mi esposo, contándole las maravillas que veía, tratando de que él pudiera vivir un poco lo que yo estaba viendo, recordando lo hermosa que es Venezuela y su gente.
Iba en el camino esperando encontrarme con mi prima amada. Ella es como una prima tercera, una prima lejana, algunos años menor que yo, pero con esa complicidad que te da el amor. Teníamos cinco años sin vernos y decidimos tomar este tiempo para abrazarnos y ser felices, conocer a su esposo, conocer su casa, disfrutar y compartir con ella estos días al máximo. Cuando me bajé del autobús, ya ella había llegado por mí. Decidió llevarme a comer porque yo llegué a las 3 de la tarde y ella iba a empezar a trabajar. Ella trabaja repartiendo y despachando cosméticos, botox, ácido hialurónico, todo ese tipo de cosas que van de la mano con la cirugía plástica y la belleza de la mujer venezolana. Nos abrazamos en medio del camino. Cuando la vi, fue puro llorar de felicidad porque por fin nos habíamos encontrado y ya no más era por teléfono. Íbamos a disfrutar. Yo fui por dos días y me quedé seis porque no podía irme. Era tanto el amor y las ganas de seguir comunicándonos que un día más se convirtió en otro día, y así me decía: "Quédate un día más".
Llegamos a su casa tratando de sorprender a mis tíos, pero no estaban. Salimos a buscarlos, los llamábamos y ella les preguntaba dónde estaban, que ella los buscaría y los llevaría al lugar que quisieran, pero que quería pasar por ellos. El primero que vimos fue a mi tío, el papá de ella. Cuando me vio, dijo que me parecía muchísimo a mi mamá, lloraba y decía que era igualita a su tía amada.
From there we went to look for her sister. She told me to get in the back seat so that when she got in she wouldn't see me and I could surprise her. When my cousin Valentina got in, she told her: “Don't swear because we have a visitor”. At that, my cousin turned around, saw me and started crying. Definitely, love is the best weapon to heal any heart, it is the best medicine for those who are sick, it is the best antidote for depression. She cried, I cried. From there we went to eat sushi because we were too hungry and too long without sharing together.
We finished lunch at 4 p.m. and went to surprise my aunt, who was praying for our country and our people. When my aunt saw me, she was jumping with happiness. My aunt is a dentist. Later I will talk about her and the research she has done in this country during her years of service. I must confess that I had not felt so loved, so respected for many years and, above all, my soul was happy to see her.
That first night we ended it as always, all together and talking about the anecdotes that each one of us had from the time we had not seen each other, the things we had grown and achieved. Each one a blessing. This trip was a blessing. I arrived at my cousin's house, a beautiful apartment where she had a little dog that didn't like people very much. She was a very mistreated dog and is afraid of visitors. In the next few days I will tell you everything we did in Valencia.
De ahí fuimos a buscar a su hermana. Me dijo que me pusiera en el asiento de atrás para que cuando ella se montara no me viera y pudiera sorprenderla. Cuando mi prima Valentina se montó, le dijo: "No digas groserías porque tenemos visita". En eso, mi prima se volteó, me vio y se puso a llorar. Definitivamente, el amor es la mejor arma para sanar cualquier corazón, es la mejor medicina para el que se encuentra enfermo, es el mejor antídoto para la depresión. Ella lloraba, yo lloraba. De ahí nos fuimos a comer sushi porque teníamos demasiada hambre y mucho tiempo sin compartir juntos.
Terminamos de almorzar a las 4 de la tarde y nos fuimos a darle la sorpresa a mi tía, que se encontraba orando por nuestro país y por nuestra gente. Cuando mi tía me vio, brincaba de felicidad. Mi tía es odontóloga. Después hablaré de ella y de las investigaciones que ha hecho en este país durante sus años de servicio. Debo confesar que tenía muchos años sin sentirme tan amada, tan respetada y, sobre todo, mi alma estaba feliz de verla.
Esa primera noche la terminamos como siempre, todos reunidos y hablando de las anécdotas que cada uno tenía del tiempo que no nos veíamos, de las cosas que habíamos crecido y alcanzado. Cada uno una bendición. Este viaje fue una bendición. Llegué a la casa de mi prima, un apartamento hermosísimo donde tenía una perrita que no le gustaba mucho la gente. Fue una perra muy maltratada y le tiene miedo a las visitas. En los próximos días les contaré todo lo que hicimos en Valencia.