Cualquier otro ser,
de aún más profundo mirar,
sin más dilación te dirá:
"Ya estamos por fin, uno frente al otro,
cuál de los dos más obstinado y aborrecible."
Cuánto tiempo has vivido esperándolo,
debajo de los puentes, en frías madrugadas,
a la sombra de los árboles tutelares,
detrás de los corroídos telones de la noche,
en los puertos de la luz,
en los andenes del silencio,
en eso que habita en el reloj
y todavía no entiendes
pero lo padeces o te ilumina,
¿acaso a veces no te traiciona?
Ya ves, ahora estás frente a él,
lo tienes parado justo ahí, revelando
tu oscura, siniestra naturaleza
y ya puedes decirle a tu sombra
todo lo que el reloj oculta indetenible,
pero en cambio tú prefieres
detener las manecillas y escuchar,
sopesar sus palabras con la misma devoción
con que has vivido cantando a las estatuas.
"Ah viejo restaurador
¿te ha tomado por sorpresa mi locuacidad?
¿esperabas, iluso, a otro
más ecuánime y silencioso?
Todos tienen su canción, hermano,
mi doppelgänger,
bajo el oscuro manto de la noche
o justo al mediodía,
bajo un sol que invita a cantar
hasta a las piedras,
todos cantamos juntos
la canción del desvelado,
el himno del corazón incorruptible y rebelde."
La 📷 fotografía es de mi propiedad.
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