Un intenso poema, donde el mar, con su horizonte que no es más que una ilusión de los sentidos, donde el mar con su inmensidad que nos recuerda que la impermanencia es el estado natural del ser, donde el mar con su majestuosidad nos sana, nos purifica...nos hace exclamarle nuestra más honda catarsis para, liberados del peso del dolor, convidarnos a seguir, "haciendo camino al andar"...