Que hermoso poner el pecho cerca de la tierra que contiene los latidos del corazón del maestro, era necesario esconderlo allí, Martí era de esos seres que son más peligrosos muertos que vivos pues sus ideas son disparos a la conciencia y su cuerpo un estandarte.
Gracias por llevarnos de manera exquisita a ese periplo.
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