¡Qué hermoso viaje nos regalaste con estas memorias 🎶! Sentí cada escena como si estuviera allí: las cajas pesadas que tu papá cargaba con tanto entusiasmo, la emoción de descubrir ese tocadiscos, y sobre todo, la magia de escuchar música que se convertía en hilo invisible entre ustedes. Me hiciste recordar también mi infancia, cuando los vinilos no eran simples objetos, sino portadores de historias, de risas y hasta de lágrimas compartidas.

Lo que más me conmovió fue cómo defendiste esos discos después de la partida de tu padre. Ahí entendí que los vinilos no solo guardan canciones, sino pedacitos del alma de quienes los hicieron sonar. Y eso es algo que ninguna tecnología, por más moderna que sea, podrá reemplazar. Ese “ruido” de la aguja antes de empezar la melodía es, en realidad, el latido de un recuerdo que sigue vivo.

Gracias por abrir tu corazón y compartir con tanto detalle estos pasajes de tu vida. Lograste que más de uno viajáramos a esos días donde la música era compañía, refugio y puente hacia los nuestros. Te aplaudo por mantener esa esencia intacta y por escribir con tanta calidez, porque logras que tus lectores no solo lean, sino que también revivan sus propios recuerdos. 🌹

Un gran abrazo, querida amiga, y gracias por el apoyo.