Cuando uno se vuelve más contemplativo realmente disfruta mucho más de estos pequeños grandes detalles. La inmensidad de ese pino la verdad que es majestuoso. Y algo que en lo particular disfruto mucho son las veredas con las hojas, que en ocasiones son molestas para los que deben limpiar, pero visualmente es un regalo muy bonito de nuestro universo.
Gracias por compartir tus vivencias en la ciudad autónoma de Buenos Aires.
Feliz día.