Amo la pavita para hervir el agua. Es una herramienta que cuando no la tengo, me da la crisis. De allí sale el té, el café instantáneo, el agua para batir la lechita, y por supuesto, el agua hirviendo para colar el cafecito diario. En cuanto al mate, lo que ocurre es que en casa no tengo apoyo, pero sí lo he tomado con mi vecina venezolana, que es esposa de un argentino. Ella si que está argentinizada totalmente. Menos en el dialecto.
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