Gemido profundo, desde un lugar profundo.
“Un gemido profundo… desde un sitio que se puede considerar profundo…”
Es una extraña línea para comenzar, pero ese fue el pensamiento de Xac, tirado en el fondo de ese lugar. El hombre había caído desde una estructura sobre la que estaba pasando para revisar un equipo instalado cerca de un techo, y tuvo un ligero momento de mareo.
Es una suerte que Xac tuviera bien puesto todo el equipo de seguridad, incluso se había puesto el molesto complemento del casco de trabajo.
Era un soporte que se unía a la parte posterior del casco y luego bajaba al cuello, para rodearlo por detrás y los lados, se supone que es un protector cervical, pero la mayoría de los trabajadores lo odian… En realidad, todos los trabajadores odian ese aditivo.
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Xac es un nombre raro, pero en realidad, es solamente un apodo. El nombre real era un poco raro de pronunciar, producto de la rara grafía de la lengua natal de su difunto padre. El padre de Xac era un inmigrante de un pequeño país de otras latitudes, un país que sufrió una violenta y desafortunada guerra. En la actualidad ese país ni existe, y lo que quedan son sus antiguos habitantes, algunos emigraron y otros se quedaron entre las ruinas. Cada grupo tuvo sus propias razones y sus propios problemas.
Tal como ahora, Xac estaba preocupado de estar tirado y casi inmovilizado en ese suelo, estaba en una instalación semiautomática, y no vendría nadie a trabajar en el fin de semana.
Lo que más rogaba este hombre era recuperar la movilidad, al menos en grado suficiente para poder usar su comunicador y pedir ayuda. Serviría también que alguno de sus compañeros o supervisor se dieran cuenta de que no regresaba de este trabajo, y se pusieran a buscarlo.
Xac temía que la lesión fuera permanente. Si se trata de que se lastimó y quedó temporalmente paralizado por una inflamación, eso sería el mejor escenario. Allí tirado, Xac solo podía esperar y rogar que alguien lo encontrara, o que su movilidad regresara, lo que viniera primero.
Quizás la idea más filosófica y recurrente que tenía en su mente, era lo frágil y cambiante que es la vida. Posiblemente, así fue como se sintió su padre con el inicio de aquella guerra que terminó con su país natal, quizás así es como se siente cualquier persona cuando todo lo que es su vida cambia a un ritmo tan rápido que no puede acostumbrarse a ello.
Volvía a sonar un profundo gemido en aquel profundo lugar, como un sonido bajo, que mostraba lo desamparado que está cualquier humano ante los eventos imprevistos.
