Buenas tarde Sacra, qué extraño es el mundo. De jovencito me leí 1984 , y la distopía ha ido más lejos de lo que Orwell pudo tener en mente. No es el gran hermano el que entra en tu casa, sino que lo invitamos nosotros encendiendo un botón (y la pantalla no sólo está en casa, nos la llevamos con nosotros).
Un abrazo muy grande.