Es lamentable cómo la imprudencia y la falta de protección se han vuelto tan comunes en las calles de Venezuela.
Lo peor es que muchas personas no toman conciencia ni siquiera cuando llevan niños, como si fueran invulnerables.
Y los cascos inadecuados solo agravan la situación.
La escena que describes frente a tu empresa es un ejemplo claro de cómo las cosas pueden salir mal en un instante, y aunque en este caso fueron solo daños materiales, no siempre es así.
Ojalá algún día se logren implementar medidas más estrictas y campañas de concienciación que realmente hagan la diferencia.
Es una cuestión de vida o muerte, y parece que muchos aún no lo entienden.
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