El abuelo Teodoro realmente tenía una honestidad y rectitud impresionantes, casi llevadas al extremo.
Es increíble cómo mantuvo su palabra y principios incluso en situaciones donde otros habrían cedido.
Lo del pan pasando por la sombra del jamón es una anécdota que mezcla ingenio y firmeza, me ha sacado una sonrisa.
Sin duda, una lección de valores que deja mucho para reflexionar.
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