Es increíble cómo esos momentos simples, como jugar con un joystick roto, se convierten en tesoros que llevamos siempre con nosotros.
Al final, no era el juego, ni los gráficos, ni siquiera el joystick; era la conexión, la compañía y las risas compartidas.
Gracias por recordarnos la esencia de la vida.
!ALIVE
!WRD