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Vivir la emoción del Rugby en Canadá
Recuerdo perfectamente cuando pisé suelo canadiense por allá en 2010. Entre las muchas cosas nuevas que debía asimilar, el rugby canadiense era para mí un completo misterio; un montón de hombres o mujeres fornidos persiguiendo un balón ovalado sin una lógica aparente.
RUBIERS
Pero la vida te da sorpresas, y la mía se llama Matthew. Mi hijo desarrolló una pasión por este deporte que es simplemente contagiosa. Hemos tenido la suerte de ir a dos partidos en vivo, y les juro que ver el juego a través de sus ojos es una experiencia aparte. El brillo en su mirada al entrar al estadio, cómo se pone de pie con cada tacleada y grita con la euforia de un veterano aficionado… es algo que no tiene precio.
Se convierte en un pequeño experto, intentando explicarme con fervor cada estrategia, aunque yo, sinceramente, a veces me pierdo. Admito que todavía hay jugadas que se me escapan, que me hacen fruncir el ceño en confusión. Pero en esos momentos, miro a mi hijo, vibrando con cada segundo del partido, y entiendo lo más importante: la emoción pura.
Más que aprender sobre un deporte, estoy construyendo recuerdos imborrables con él. Cada partido es una nueva lección, conectándonos más entre nosotros y con este gran país.
Recuerdo perfectamente cuando pisé suelo canadiense por allá en 2010. Entre las muchas cosas nuevas que debía asimilar, el rugby canadiense era para mí un completo misterio; un montón de hombres o mujeres fornidos persiguiendo un balón ovalado sin una lógica aparente.
RUBIERS
Pero la vida te da sorpresas, y la mía se llama Matthew. Mi hijo desarrolló una pasión por este deporte que es simplemente contagiosa. Hemos tenido la suerte de ir a dos partidos en vivo, y les juro que ver el juego a través de sus ojos es una experiencia aparte. El brillo en su mirada al entrar al estadio, cómo se pone de pie con cada tacleada y grita con la euforia de un veterano aficionado… es algo que no tiene precio.
Se convierte en un pequeño experto, intentando explicarme con fervor cada estrategia, aunque yo, sinceramente, a veces me pierdo. Admito que todavía hay jugadas que se me escapan, que me hacen fruncir el ceño en confusión. Pero en esos momentos, miro a mi hijo, vibrando con cada segundo del partido, y entiendo lo más importante: la emoción pura.
Más que aprender sobre un deporte, estoy construyendo recuerdos imborrables con él. Cada partido es una nueva lección, conectándonos más entre nosotros y con este gran país.
Ven y participa, aún estás a tiempo. Toda la información la podrás encontrar cada día en la Comunidad #Freewritehouse. Específicamente, el día de hoy, aquí la publicación del prompt:
«rugby»
Portada de la iniciativa.
Dedicado a todos aquellos que, día a día, con su arte, hacen del mundo un lugar mejor.
Experience the excitement of rugby in Canada
I remember it perfectly, arriving on Canadian soil back in 2010. Amongst the many new things I had to take in, Canadian rugby was a complete mystery to me; a bunch of burly men or women chasing an oval-shaped ball with no apparent logic.
RUBYWORLDCUP
But life has a way of surprising you, and my surprise is named Matthew. My son developed a passion for the sport that is simply infectious. We've been lucky enough to go to a couple of live matches, and I swear, seeing the game through his eyes is another experience altogether. The glint in his eye as we enter the stadium, the way he leaps to his feet with every tackle and cheers with the excitement of a seasoned fan… it's truly priceless.
He becomes a little expert, fervently trying to explain every strategy to me, although, to be honest, I sometimes get a bit lost. I admit, there are still plays that go right over my head, that leave me frowning in confusion.
But in those moments, I look over at my son, buzzing with every second of the match, and I understand the most important thing: the pure emotion of it all. More than learning about a sport, I'm building unforgettable memories with him. Every match is a new lesson, connecting us more deeply with each other and with this great country.
I remember it perfectly, arriving on Canadian soil back in 2010. Amongst the many new things I had to take in, Canadian rugby was a complete mystery to me; a bunch of burly men or women chasing an oval-shaped ball with no apparent logic.
RUBYWORLDCUP
But life has a way of surprising you, and my surprise is named Matthew. My son developed a passion for the sport that is simply infectious. We've been lucky enough to go to a couple of live matches, and I swear, seeing the game through his eyes is another experience altogether. The glint in his eye as we enter the stadium, the way he leaps to his feet with every tackle and cheers with the excitement of a seasoned fan… it's truly priceless.
He becomes a little expert, fervently trying to explain every strategy to me, although, to be honest, I sometimes get a bit lost. I admit, there are still plays that go right over my head, that leave me frowning in confusion.
But in those moments, I look over at my son, buzzing with every second of the match, and I understand the most important thing: the pure emotion of it all. More than learning about a sport, I'm building unforgettable memories with him. Every match is a new lesson, connecting us more deeply with each other and with this great country.
Come and participate, there's still time. You can find all the information daily in the #Freewritehouse Community. Specifically, today's prompt post:
«rugby»
Cover of the initiative.
Dedicated to all those writers who contribute, day by day, to making our planet a better world.