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No insistas, está prohibido
Como ciudadanos canadienses, valoramos enormemente la riqueza natural que nos rodea y la seguridad de nuestras comunidades. Por eso, entendemos que existen límites, decisiones que, aunque puedan parecer restrictivas, son fundamentales para el bienestar colectivo. Quizás nos atraiga la idea de una mascota exótica, un mono juguetón o incluso una ardilla de un país lejano como México. Sin embargo, la realidad es que, en muchos casos, no podemos importarlo.
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Esta negativa no es arbitraria. Detrás hay una genuina preocupación por la salud pública —imaginemos enfermedades desconocidas— y por la frágil integridad de nuestros ecosistemas. Especies invasoras como el mejillón cebra o la carpa asiática, que podrían parecer inofensivas, tienen el potencial de causar un daño ecológico irreparable en nuestros lagos y ríos. Lo mismo sucede con animales como los perritos de la pradera; aunque simpáticos, no pertenecen a nuestros hábitats y podrían desequilibrar la fauna local o introducir riesgos sanitarios.
Así, cuando decimos “no podemos importarlo”, también afirmamos “elegimos no importarlo”. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos proteger este maravilloso país, asegurando que nuestras acciones individuales no comprometan la salud de todos ni la belleza natural que tanto nos enorgullece. Cumplir estas normativas es una forma activa y consciente de cuidar nuestro hogar compartido, pensando no solo en nosotros, sino en las futuras generaciones que también merecen disfrutarlo.
Ven y participa, aún estás a tiempo. Toda la información la podrás encontrar cada día en la Comunidad #Freewritehouse. Específicamente, el día de hoy, aquí la publicación del prompt:
«no podemos importarlo»
Portada de la iniciativa.
Dedicado a todos aquellos que, día a día, con su arte, hacen del mundo un lugar mejor.
Don't insist, it's forbidden
As Canadian citizens, we greatly value the natural wealth that surrounds us and the safety of our communities. Therefore, we understand that there are limits, decisions that, although they may seem restrictive, are fundamental to the collective well-being. We may be attracted by the idea of an exotic pet, a playful monkey, or even a squirrel from a distant country like Mexico. However, the reality is that, in many cases, we cannot import it.
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This refusal is not arbitrary. Behind it is a genuine concern for public health—imagine unknown diseases—and for the fragile integrity of our ecosystems. Invasive species like the zebra mussel or the Asian carp, which may seem harmless, have the potential to cause irreparable ecological damage to our lakes and rivers. The same is true of animals like prairie dogs; although friendly, they do not belong in our habitats and could upset the local fauna or introduce health risks.
So, when we say “we can’t import it”, we are also saying “we choose not to import it”. It is our responsibility as citizens to protect this wonderful country, ensuring that our individual actions do not compromise everyone's health or the natural beauty we are so proud of. Complying with these regulations is an active and conscious way to care for our shared home, thinking not only of ourselves, but also of future generations who also deserve to enjoy it.
Come and participate, there's still time. You can find all the information daily in the #Freewritehouse Community. Specifically, today's prompt post:
«we can’t import it»
Cover of the initiative.
Dedicated to all those writers who contribute, day by day, to making our planet a better world.
