"Libre como el viento". Esta frase resuena en mi mente cada vez que reflexiono sobre la importancia de tener una mente abierta y la capacidad de transformarnos constantemente, si bien es cierto que la libertad del viento simboliza flexibilidad,adaptabilidad y la posibilidad de cambiar de dirección en cualquier momento, a lo largo de mi recorrido existencial, he aprendido que esta libertad no solo se refiere a la ausencia de ataduras externas, sino también a la capacidad interna de liberarnos de nuestras propias limitaciones y creencias, eso incluye las batallas que lidiamos a diario.
A lo largo de mi camino, he experimentado momentos en los que me he sentido atrapada en mis propias ideas y prejuicios, como si estuviera en una jaula, incapaz de ver más allá de mis propias percepciones, pero cada vez que logro abrir mi mente, he sentido una transformación profunda, aceptando, que al igual que el viento, nuestras ideas y creencias pueden ser fluidas, ya que la metamorfosis se convierte en un proceso natural cuando nos permitimos cuestionar lo que creemos saber y explorar nuevas perspectivas.
Siempre hay ocasiones en las que particularmente me enfrenté a desafíos que me hicieron replantear mis convicciones, en este punto nos sumergimos en un debate sobre un temas me apasionaban, pero que también me generaban una fuerte resistencia a escuchar otras opiniones.
Este período fue el momento que decidí dar un paso atrás y adoptar una postura más abierta, eso incluye escuchar con atención, considerar las experiencias de los demás y reflexionar sobre cómo sus puntos de vista podían enriquecer mi propia comprensión, este proceso liberador,es similar a sentir el viento acariciando mi rostro después de haber estado encerrado en un lugar cerrado.
La metamorfosis, entonces, se convierte en un acto de valentía, un reconocimiento de que no tenemos todas las respuestas y que el crecimiento personal requiere de una disposición constante para aprender, porque a veces, esto implica dejar atrás viejas creencias que ya no nos sirven y abrazar nuevas ideas que pueden desafiar nuestra zona de confort.
En este sentido, ser "libre como el viento" significa estar dispuesto a soltar lo que nos pesa y permitir que nuevas corrientes de pensamiento nos guíen esta libertad mental no solo beneficia nuestro crecimiento personal, sino que también enriquece nuestras relaciones con los demás, ya que cuando adoptamos una mentalidad abierta, creamos un espacio para el diálogo y la empatía, además aprendemos a valorar la diversidad de pensamientos y experiencias, lo que nos permite construir conexiones más profundas y significativas.
En un mundo que a menudo se siente dividido, ser capaz de escuchar y comprender a los demás es un acto de liberación tanto para nosotros como para quienes nos rodean por eso la importancia de mantener una mente abierta y en constante metamorfosis, acá la libertad no es solo un estado de ser, sino un proceso continuo de aprendizaje y transformación.
No hay que olvidar que al permitirnos ser flexibles y receptivos, no solo nos liberamos de nuestras propias limitaciones, sino que también contribuimos a un mundo más comprensivo y conectado, así, cada día se convierte en una oportunidad para volar alto, como el viento, y explorar nuevas posibilidades.
Fotografía principal editada en Canva.
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