El otro día en la feria Exposur comprobé la importancia de la innovación en el emprendimiento. En la feria hubo mucho colorín, mucho bling bling, pero pocos productos reales. De entre todos los stands expositivos solo unos pocos tenían productos reales, tangibles, escalables, y en todos los casos eran producto de la innovación.
Recuerdo mucho Adobeman, una MYPIME que trabaja productos de barro como ladrillo, rasilla, losas y demás. Todo su trabajo es basado en máquinas extrusoras producto de la innovación.
Alacero también me llamó poderosamente la atención con sus productos de acero inoxidable conformados a martillo y pulidos a mano, excelente trabajo también basado en la innovación.
Bodegas Nori con sus vinos también resaltaba por su capacidad de presentar un producto real y tangible, basado en soluciones innovadoras para saltar por encima de limitaciones en el acceso a materias primas tradicionales.
Al final, sin innovación lo único que queda es la revendedera y la exprimidera, para brindar algo real y tangible hay que recurrir a la inventiva porque de otra manera te mueres en la carretera.