Cómo supere un despido, que mi padre no esté y rencor en mi corazón

¡Bienvenido a un nuevo post, querido Hiver!

He visto, está dinámica en @holos-lotus y pensé en escribir sobre esto.

Aquí he compartido con ustedes diversas experiencias de mi vida. Lo que a su vez me ha ayudado mucho debido a que la escritura te hace de alguna forma asimilar las situaciones, o, en ocasiones, darte cuenta de que vas bien en el camino de sanación.

Las experiencias laborales no escapan de ello, y a pesar de que estamos en la época donde se romantizo la sanación, el soltar y seguir adelante, es totalmente normal llevar a cabo nuestros procesos, sentir, y continuar a nuestro ritmo.

Así fue cómo fui paso a paso en mi vida laboral.

Mi primer trabajo, aunque no era lo mejor del mundo y tampoco me gustaba, era algo seguro. Los dos centavos que ganaba quince y último, y con lo que complementaba para ayudar en casa.

También trabajaba por Internet desde mi teléfono, o en horas libres. Así que de esa forma lograba solventar un poco. No era fácil, en ese entonces la crisis de Venezuela era increíblemente fuerte, no encontrábamos productos en los supermercados, las colas para comprar eran enormes, había que amanecer para poder encontrar productos de calidad, etc.

Así que esos años no los recuerdo de forma grata. Es por ello que en mis recuerdos se ven un poco gris porque fueron momentos muy duros. A pesar de ello, agradezco a Dios que haya estado con nosotros en cada momento, porque sin él no hubiésemos podido.

En ese trabajo pasé momentos buenos. Una de mis compañeras de trabajo me enseñó su receta de merengue para decorar tortas, quemaba los plátanos del almuerzo y eso era para reírse un rato. Tenía buenos amigos allí y nos apoyábamos entre todos.

El trabajo no era tan duro, al menos que fuese una buena temporada donde el trabajo podía enloquecernos. Sin embargo, había un buen ambiente, mi compañera de trabajo con su música, nuestras charlas mientras trabajábamos, y escuchar las locuras de los muchachos hacía de los días llevaderos.

Pero, no todo era un cuento de hadas. Uno de nuestros jefes solía maltratarnos verbalmente, incluso solo porque estaba de mal humor con su pareja. También tuvimos que presenciar momentos donde a su hijo le hacía lo mismo que a nosotras delante de todos los empleados.

Y por si fuese poco, el sueldo que nos pagaban era muy poco en comparación con otros lugares.

No sabía si dejar el trabajo y afrontarme a estar desempleada. Lo que ganaba por Internet no era mucho, tampoco contaba con Internet en casa, solo con los datos del teléfono.

Hasta que un día todo cambió.

Mi padre enfermó y yo empecé a cuidar de él. Envié la constancia a mi jefe por teléfono porque no podía. Pero, me despidieron. Al poco tiempo mi padre falleció.

Una de mis compañeras de trabajo años después me comentó que el motivo real de mi despido era que uno de mis jefes me odiaba debido a que cada vez que intentaba maltratarnos, yo no lo permitía.

Y además de ello, hablaba de mala relación que yo tenía con mi padre, por lo que para ella era mentira que lo estaba cuidando.

La realidad es que sí, no tenía una buena relación con mi padre y estaba trabajando en ello lastimosamente, él enfermó gravemente. Soy su hija, era mi deber, así como también era algo que deseaba hacer: cuidar a mi padre para qué se recuperará.

Las cosas no salieron como esperaba, porque perdí a mi padre.

Por lo que siento que es por lo más difícil que he pasado en mi vida. He trabajado para aliviar mi dolor, aunque una parte de él sigue allí, ese sentimiento de no haber hecho más, esa insatisfacción, ese dolor y molestia conmigo misma por haber sido tan tonta. Debí aprovechar cada minuto con mi padre desde que tuve uso de razón, no lo hice. Disfruté con él muy pocos momentos, y ahora, quedo esa parte vacía de mí.

De forma que tenía tres cosas que hacer:

• Sanar el dolor que tenía de perder a mi padre.
• Superar mi primer despido y encontrar un nuevo trabajo.
• Dejar de detestar con todo mi ser a mi jefa.

Me concentré en lo primero. Porque eso pesa más que cualquier cosa en el mundo. También le presté atención a lo segundo, debido a que necesitaba un nuevo trabajo.

Lo segundo no era sencillo, tenía en la mente los insultos de mi jefa, y esa oración: Deberías agradecer el trabajo, porque si estuvieras en un ente público, ¿cómo estarías?

¿Cómo se perdona a alguien así? ¿Cómo elimino de mi mente estos pensamientos que me impiden avanzar?

Es increíblemente duro, pero se puede.

Hay que trabajar en uno mismo desde adentro, lo que requiere tiempo.

Para ese entonces conseguí tener Internet en casa por un tiempo, empecé a generar más dinero online y con eso me mantenía. Hasta que me quedé sin Internet.

Empecé a buscar trabajo. Tenía miedo.

Pero hubo algo distinto, y era que estaba abierta a nuevas oportunidades, que quería aprender cosas nuevas. Y que, además de ello, metí una frase que tatué en mi cerebro: Puedo hacer cualquier cosa que me proponga, así no sepa hacerlo.

En mi nuevo trabajo como administrador hice cosas que no había hecho en el anterior. Lo que sinceramente me gustó mucho. Solí decirle a mi nueva jefa esa frase, porque la administradora anterior dejó muchos problemas sin resolver.

No importaba, yo igualmente iba a averiguar y a resolverlo. Era todo un reto, algo interesante que hacer. Así que disfruté un montón ese trabajo.

En parte, ya tenía la base de la universidad, aunado a que siempre he sido muy buena para aprender cosas nuevas.

Ese trabajo lo obtuve después de dos años, aproximadamente.

Me tomé 2 años trabajando en mí mientras ganaba dinero desde casa. Casi no salía, solo iba a comprar suministros y nada más.

Cuando salí a buscar trabajo, estaba dispuesta a hacerlo, tenía otra mentalidad.

Por lo que ya había superado la barrera, y hecho todo lo posible por eliminar los pensamientos negativos en torno a ello.

En cuanto a mi padre... Es un trabajo de cada día. Duele menos que antes, aun así hay mucho por hacer. No es sencillo y suelo escribir sobre ello porque perderlo es algo que ha sido una experiencia muy fuerte y triste para mí. La más triste de mi vida.

Y si te preguntas si perdoné a mi jefa, pensaba que sí, hasta que la vi. La saludé con el mismo tono burlesco que recordaba. Ella me miró resistiendo decir algo. Y yo le sonreí.

Claramente, no la había perdonado. Aún sentía eso dentro de mí. Digamos que mi forma de tratar con las cosas es hablar y escribir. Sobre esto no he hablado ni escrito.

Acumulé mucha ira. Era un tiempo donde necesitaba el dinero y el trabajo. Donde no tuve apoyo. Un momento duro.

¿Cómo se perdona a alguien así?

Era lo único que me preguntaba.

Pero, hay algo curioso de la vida y es que las respuestas a tus preguntas llegarán en algún momento. Ante esto, dos versículos llegaron sin siquiera buscarlos:

No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Romanos 12:19

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo
Efesios 4:32

¿Cómo Dios me dice que perdone y que se lo deje a él?

Lo dice porque la ira consume, el rencor consume. Llena de tristeza tus ojos, hace que te falte la respiración y que mires de la peor forma a esa persona.

Diría que de alguna forma la falta de perdón va menguando el alma. Va oscureciendo ese brillo que cada uno de nosotros tenemos. Y va convirtiéndonos en otras personas, vacías.

Me di cuenta de eso en cuanto la vi. No sacó de mi cabeza su mirada porque me di cuenta de que no quería ser como ella.

Y tan solo estaba a pocos pasos de ello.

Algunas personas dicen que hay que "tener malicia", que hay que ser vivos, que hay que ser más pilas. O que no hay que dejarse. Algunas de estas cosas son ciertas.

El gran detalle es que todo tiene un límite.

No puedes llenarte de sentimientos que te hagan daño, de lo contrario, cometes los errores que tanto criticamos, lo que tanto detestamos, o nos convertimos en esa persona.

¿Cómo trabajé en todo ello?

• Leí la Biblia.

Sé que es algo que menciono mucho. Y lo hago porque realmente te ayuda a ver más allá.

Hay cosas que no entendemos, o de las que no nos damos cuenta. Así que la sabiduría de la Biblia nos enseña ese camino.

• Ser sincera conmigo misma.

Creo que la objetividad es importante, preguntándome: ¿Cómo me siento? ¿Es esto lo que quiero? ¿A dónde quiero llegar? ¿Qué quiero hacer? Es importante.

Si nos mentimos a nosotros mismos, no podemos esperar nada de los demás. Tú eres importante, cómo te trates es importante.

Por lo que aceptar nuestros errores también forma parte de ello. Aceptar para poder saber qué hacer y avanzar.

• Ir un paso a la vez.

Me tomé dos años en buscar un trabajo formal fuera de casa. Dos años donde estuve encerrada en mi casa. Mi mamá y mi hermana estaban conmigo, y algunos amigos.

Aunque a mi familia le preocupaba y mucho que no saliera, sentí que necesitaba ese momento para desconectar de todo. Y así luego poder conectar.

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Es un texto bastante largo, pero...

Sé que es un texto bastante largo, pero, al ver la iniciativa, dije que escribiría sobre ello. Mi idea era resumirlo a 500 palabras, pero no pude.

Solo empecé a escribir y no paré.

Sé que a veces la parte laboral es dura, quiero que sepas que, si has pasado por ello, no estás solo/a, y que todo dolor que sientas lo sanarás.

Quizás te abrume ver que en algunas personas se tarda años. Pero la realidad es diferente para cada uno. Y a pesar de esto, en ocasiones se necesita.

Espero que este texto sea de utilidad para alguien, y agradezco que en algún momento hayan tenido la idea de crear Holos & Lotus, porque es una comunidad que sin que estas personas lo sepan puede ayudarte por medio de la escritura, al crecimiento personal, la sanación y en ayudar a otros.