Hello, friends of @holos-lotus.
Fear is a powerful force and can destroy our future if we don't learn to control it. That's why I'd like to talk to you about this topic.
After so many years and so many experiences, I've learned something: fear is born within, not without. It's not an external force imposed upon us. In reality, it's an internal reaction, an alarm that grows and takes root in our minds.
Its size and intensity don't always correspond to the actual threat we face. Think about it for a moment to see what I mean. The size and intensity of an obstacle depend almost entirely on how we interpret it.
The same obstacle can paralyze one person and only slightly bother another. The difference lies not in the obstacle itself, but in the mind that perceives it.
We must learn to transform these obstacles into stepping stones to grow and become better each time.
That's why, when we strengthen the mind, fear loses its shape and becomes easier to overcome.
Strengthening the mind is not an abstract concept.
These are concrete actions: we need to seek accurate information about what frightens us, to replace uncertainty with facts.
It's about breaking down a big problem into small, manageable steps. It's about remembering past times when we overcame something difficult. It's about cultivating the habit of acting despite doubts.
Every time we do this, we are exercising a mental muscle; we are strengthening our minds.
Fear doesn't disappear, but it ceases to be an insurmountable wall and becomes an obstacle we can circumvent or overcome.
Its power diminishes in direct proportion to our increased capacity to analyze and confront it.
This analytical ability is what I call inner clarity. Inner clarity is the limit the mind imposes on fear.
It's the ability to stop the chain of catastrophic thoughts and ask yourself: What's the worst that could really happen? Do I have the resources to handle that? Most of the time, the answer is yes, we do.
This clarity doesn't deny the risk, but it puts it into perspective. It acts like a container, preventing a small fear from expanding and taking over all the mental space. Without this restraint, fear deepens until it becomes paralyzing.
Feeling afraid isn't bad. It's a useful biological signal that alerts us to danger. What's bad, what's truly destructive, is letting it control us. The crucial difference lies between feeling fear and being controlled by it.
The former is a feeling; the latter, a surrender. When we allow fear to dictate our decisions, we stop living our own lives and begin living the life that fear allows us to have.
Our world is shrinking, my friends. Our opportunities are dwindling. Our future is limited. The depth of fear is not an immutable characteristic; it is a measure of how much inner ground we have ceded to it. And that is ground we can reclaim.
Leer en español
Hola, amigos de @holos-lotus.
El miedo es algo poderoso y puede destruir nuestro futuro si no aprendemos a dominarlo. Por eso, quisiera conversar con ustedes de este tema.
Después de tantos años, de tantas cosas vividas, he aprendido algo: el miedo nace dentro, no fuera. No es una fuerza externa que se impone sobre nosotros. En realidad, es una reacción interna, una alarma que se crece y que anida en nuestra mente.
Su tamaño y su intensidad no siempre corresponden a la amenaza real que enfrentamos. Piensen un poco para que vean lo que les digo. El tamaño y la intensidad depende, casi por completo, de la interpretación que hacemos de esa situación.
Un mismo obstáculo puede paralizar a una persona y solo molestar levemente a otra. La diferencia no está en el obstáculo, sino en la mente que lo observa.
Nosotros tenemos que aprender a convertir a esos obstáculos en escalones para crecernos y ser cada vez mejores.
Por eso, cuando fortalecemos la mente, el miedo pierde su forma y se vuelve más fácil de atravesar.
Fortalecer la mente no es un concepto abstracto.
Esas son acciones concretas: nosotros necesitamos buscar información precisa sobre aquello que nos asusta, para reemplazar la incertidumbre con datos.
Es dividir un problema grande en pasos pequeños y manejables. Es recordar las veces anteriores en que superamos algo difícil. Es entrenar el hábito de actuar a pesar de las dudas.
Cada vez que hacemos esto, estamos ejercitando un músculo mental, estamos fortaleciendo nuestra mente.
El miedo no desaparece, pero deja de ser una pared infranqueable y se convierte en un obstáculo que podemos rodear o superar.
Su poder se reduce exactamente en la misma medida en que crece nuestra capacidad para analizarlo y enfrentarlo.
Esta capacidad de análisis es lo que llamo claridad interior. La claridad interior es el límite que la mente impone al temor.
Es la habilidad de detener la cadena de pensamientos catastrofistas y preguntarse: ¿Qué es lo peor que podría pasar realmente? ¿Tengo los recursos para manejar eso? La mayoría de las veces, la respuesta es que sí los tenemos.
Esta claridad no niega el riesgo, pero lo pone en su justa proporción. Actúa como un contenedor, impidiendo que un temor pequeño se expanda y ocupe todo el espacio mental. Sin esta contención, el miedo se profundiza hasta volverse paralizante.
Tener miedo no es malo. Es una señal biológica útil que nos alerta del peligro. Lo malo, lo realmente destructivo, es dejarnos dominar por él. La diferencia crucial está entre sentir miedo y estar dominado por el miedo.
El primero es una sensación; el segundo, una capitulación. Cuando permitimos que el miedo dicte nuestras decisiones, dejamos de vivir nuestra vida y empezamos a vivir la vida que el miedo nos permite tener.
Nuestro mundo se encoge, amigos míos. Nuestras oportunidades se reducen. Nuestro futuro se limita. La profundidad del miedo no es una característica inmutable; es una medida de cuánto terreno interior le hemos cedido. Y ese es un terreno que podemos recuperar.