Definitivamente, la comunidad de Holos & Lotus es un lugar terapéutico. Un espacio donde puedo aprender, crecer y reflexionar. Me sorprende mucho cuan conectada llego a estar con los temas que aquí se tratan. Son las casualidades de la vida que me hacen pensar que todo tiene un propósito y que las casualidades no existen, que es una conexión que va más allá, porque no es la primera vez que me pasa, que vivo algún tipo de experiencia y luego acá el la comunidad, casualmente conversamos sobre ese tema.
Esta vez se trata del amor propio y nos invita a paladearlo nuestra amiga @maylink, en su bonita iniciativa que lleva por nombre: "La otra orilla".
El amor propio es ese aprecio que sentimos hacia todo nuestro ser, tanto físico como mental y psicológico. Por instinto nos protegemos para sobrevivir y permanecer vivos. Pero aparte, existe una valoración y una aceptación de cómo somos, que nos hace sentir orgullosos, independientemente de nuestro aspecto físico o de la forma que tenemos de comportarnos. Hay un amor incondicional que sentimos hacia nosotros mismos. Un amor que se ve aumentado gracias a la autoestima. Independientemente de la baja o la alta autoestima, todos nos queremos, aunque sea un poquito.
Mi amor propio herido:
Yo me amo. No tienen idea de cuánto. Desde pequeñita siempre me he valorado y aceptado como soy. Mis padres y mis familiares siempre me han demostrado amor sin condiciones y además de eso, me han repetido constantemente lo importante que soy para ellos y el amor que sienten por mí. Entonces, creciendo y viviendo en un entorno donde siempre he sido amada y valorada, mi amor propio se ha crecido mucho más.
No conforme con el amor de mis padres y familiares. Dios puso a mi lado a un hombre que con acciones, gestos y palabras se encarga de recordarme (por si se me olvida) lo hermosa que soy. No importa si me acabo de levantar y estoy despeinada, desarreglada y con los ojos hinchados de dormir. Mi esposo me dice: "Oye, qué bonita estás" Me miro al espejo y pienso: "Bueno... si tú lo dices" ja,ja,ja,ja, me considero bonita, pero cuando me acabo de levantar, no sé... ja, ja, ja, ja.
Pero dejando atrás los chistes, yo sí me considero hermosa. Me gusta cada parte de mi cuerpo y me siento agradada con mi forma de ser. ¿Saben? Hace unos 14 años atrás, fui obesa, y también me sentía bonita. Mi esposo también me hacía sentir así. Luego paulatinamente fui bajando de peso y hoy en día debo estar pesando alrededor de unos 70 kilos. Me siento bien, también me gusto así.
¿Pero por qué digo que mi amor propio está herido?
Una de las cosas que más me gustan de mí es mi sonrisa. Siempre me enorgullecí de mi dentadura derechita y sin imperfecciones. Me encanta reír, es mi vitamina diaria. Me siento extraña si no estoy sonriendo.
Hace un par de días, se me partió un diente, un colmillo para ser más específicos. A causa de un tratamiento de conducto aplicado hace unos tres años. Me dicen que los tratamientos de conductos tienen un 70% de terminar en fractura. No se imaginan el inmenso pesar que sentí y que siento cuando me miro al espejo. Al sonreír, lo primero que se ve es un hueco que me hace sentir muy fea.
Mis hijos, mis padres y mi familia, me dicen que igual soy bonita, que me aman, que todo va a estar bien. Y les creo. Aun así me siento triste. Porque me quiero reír sin sentir la necesidad de ocultar mis dientes.
Mi amor propio está herido. No puedo mirarme al espejo sin sentir que así no soy yo. Aparezco cuando cierro la boca y desaparezco si sonrío. ¡Qué importante es nuestra dentadura! Esa primera imagen que ofrecemos cuando nos ven. Yo amo mi sonrisa y quiero que regrese.
Dios es bueno:
Ya ubiqué a una odontóloga muy amiga y me recetó antibióticos para verme la semana que viene y retirar la raíz que quedó. Aparte, mi mamá me ayudó a contactar a un técnico especialista en prótesis dentales, para que me ayude a fabricar un diente sustituto. Tendré que esperar algunas semanas para que el proceso de cicatrización permita que me tomen el molde correctamente. Es decir, que tendré que aprender a sonreír sin sonreír, por unos cuantos días.
Dios es bueno, porque, aunque la economía de mi país está por el suelo y los tratamientos odontológicos son muy caros. Justo ayer recibimos un dinero que me va a ayudar a solventar los gastos. De no haber tenido ese dinero, la situación se habría extendido por más tiempo. No quiero ni pensar en eso.
Estoy agradecida con Dios Padre, porque coloca las situaciones desagradables en mi camino con soluciones inmediatas. Gracias a Dios, por eso. Ahora me toca ir esperando y dar cada paso necesario para poder recuperar mi sonrisa. Necesito reír.
Agradezco este espacio, dónde de alguna forma puedo hacer catarsis. De verdad que me hace sentir mejor.