Siempre he escuchado a las personas que dicen, que cada individuo es el protagonista de la historia de su vida, cada uno es responsable del desarrollo y el desenlace de su personaje, aunque en ocasiones estos parámetros van más allá de lo que se puede establecer o lo podemos contar.
En diferentes o quizás en las mismas situaciones, aunque no coincida el espacio-tiempo, los cuentos no son siempre contadas como lo hacían en nuestra infancia, no todos los cuentos son color de rosa, y ocasionalmente ni siquiera tienen un principio, hay vidas que no se cuentan porque van mucho más a fondo que una historia, otras se cuentan con los mejores finales felices, y esporádicamente no siempre podemos ser los protagonistas de nuestra propia historia.
A veces ni siquiera podemos ser los buenos, en esta historia solo toca conformarse con lo que hay, sin importar que lo que hay, ni siquiera alcanza para un antagónico, ni siquiera alcanza para un personaje secundario, tampoco alcanza para hacer el ambiente o los árboles, el relleno o los animales, no somos el clímax, no somos nada o no somos nadie, en ocasiones nos toca estar solos, a veces acompañado a veces triste, otras alegre, pero, qué pasa cuando en la historia de tu vida, lee bien en la historia de tu vida, de lo único que tienes y a lo único que te vas a aferrar hasta el final, tú no eres el protagonista, eres el villano.
Esto es relevante y antes de que objetes, muchas personas están contigo comen en tu mesa y caminan contigo, vale detente, este es tu momento no el de ellos, y si no lo sabes o nunca lo observaste, muchas personas no conocen quién eres, sacan conclusiones por tu forma de ser, por tu forma de hacer movimientos o por tu forma de hablar, conclusiones tan objetivas, aunque carezcan de lógica racional que logran pintarte como: “el villano”.
Y tú…, te crees también que eres el villano de tu historia, saben qué es lo divertido de ser el villano de tu historia, que a veces el villano no pierde, el villano no muere, en muchos contextos el villano no es malo, sino que el villano tuvo que pasar por tantas situaciones en su vida, que tuvo que convertir su corazón en una piedra, tuvo que volverse frío para que nadie lo pisoteara, para que nadie lo humillara, para que la historia de su vida aunque sea contada a través de los ojos del villano, sea la historia más importante para sí mismo, sea el relato que cambie, que motive y que le enseñe a otros a seguir adelante.
Si hoy eres el villano de tu historia bienvenido a mi mundo, a veces los villanos no somos malos a veces cuentan una historia que en realidad ni siquiera es la del villano, pero es una buena historia, una historia que vale la pena atreverse a leer, atreverse a contar, por qué a veces no llegamos a conocer a ciencia cierta quiénes son las personas que nos rodean, ni cuál es su intención, mucho menos cuál es su papel tanto en la vida como en la historia.
Digo que soy el villano, porque es importante cometer errores, gracias a que de ellos aprendemos, y aunque la vida de padres no es fácil, trato de hacer todo lo posible porque mis hijos estén bien, aunque no me entiendan, aunque no comprendan que porque tienen 18 años ya son adultos y se pueden comer el mundo en un bocado, espero seguir siendo el malo, el que nada le parece, seguir prohibiendo así como doy confianza y soltura, porque el que #ama, limita y #cuida, quiero ser parte de esos villanos, que arruinaron la vida de sus hijos y cuando ellos tengan 30 digan, estoy aquí gracias a papá, y no que yo tenga que ir todos los días en los próximos 12 años a llevar flores al cementerio.
…Mi verdadero valor no reside en ser el protagonista de una historia brillante, sino ser el villano, ese que, a pesar de las adversidades, elige amar y proteger a quienes más le importan, para mi cada vida tiene sus matices y aquellos #padres que como yo parecen ser los villanos pueden ser los héroes silenciosos que marcan la diferencia de la historia de sus hijos…, no soy el mejor papá, pero, quiero dejar una huella importante en sus vidas.
Gracias por tu valioso tiempo, gracias por leer a este viejo, y bueno, nos leemos la próxima.