Hablar con uno mismo genera mucha confianza y seguridad, permitiéndo organizar actividades diarias, lo cual es positivo para el bienestar.
En mi vida estudiantil, tuve que memorizar muchos conceptos, y quienes me veían hablando conmigo mismo pensaban que estaba loco y no se daban cuenta de que era una estrategia para memorizar conceptos.
Hablar uno mismo a menudo mejora el bienestar personal.
Éxito.