Saludos y muy buenos días a todos.
Una vez más paso por aquí con el objetivo de responder o comentar sobre la iniciativa de @issymarie2 de escuchar el cuerpo para sanar.
Es lógico que nuestro cuerpo responda a agresiones, ya sean intencionadas o inconscientes. La somatización de los daños psicológicos y de las lesiones producidas por conductas nocivas o enfermedades crónicas o infecciosas es el grito de auxilio y, muchas veces, de agonía de este contenedor de carne y emociones que somos.
Desde los inicios de la civilización, el hombre ha intentado explicar los síntomas de muchas maneras, desde justificaciones inimaginables hasta aquellas basadas en años de estudios y conocimientos empíricos.
El cuerpo habla, y no lo hace solo por nuestros estados de ánimo, sino también por daños en órganos que no son visibles y se expresan como si gritaran el dolor desde adentro.
Así ocurre con el tan mencionado y dañino estrés, capaz de afectar a todo nuestro organismo sin dejar de lado ningún sistema ni órgano. Hablamos de controlarlo, pero es muy difícil hacerlo, y más aún enfrentarse a él.
Hay personas que, con ayuda de ejercicios, terapias y otras disciplinas, logran resultados positivos en el control del estrés; pero es necesario mantenerlo, pues este factor nocivo no desaparece con facilidad y las situaciones que lo provocan suelen permanecer por largo tiempo.
También es necesario reconocer que no todas las personas tienen la posibilidad de manejarlo de manera óptima. Hay personalidades, y hablo de la personalidad como característica esencial del ser, que no pueden hacerlo.
En mi experiencia personal y profesional, he podido controlar el estrés gracias a mi temperamento flemático, pero otras veces me ha sido imposible, aun teniendo todas las herramientas para lograrlo.
Por eso siempre recomiendo no una lucha, sino una planificación estratégica y lo más saludable posible. En casos severos, la evasión podría ser una manera de ganar tiempo hasta dar los primeros pasos para enfrentar o salir de la situación.
Solo he hecho una mención al estrés, pero créanme que saber escuchar al cuerpo y lidiar con sus señales, visibles o no, es una virtud que no todos tienen, y a menudo ese llamado se oye… y se ignora.
Pero son tantas las situaciones que nos ponen a la escucha de nuestro contenedor, hay también períodos de la vida que lanzan señales de varias frecuencias y un ejemplo válido es la menopausia en la mujer y la andropausia en el hombre. Múltiples son los gritos de auxilio del otoño en nuestras vidas. También podría mencionarse el inicio de nuestra primavera, la controversial adolescencia que a veces lleva a la represión total de los sentimientos y la lucha por silenciar al cuerpo.
Todas estas advertencias si fueran escuchadas en esos extremos del bregar del ser humano llevaría a mejora de la calidad de vida. A veces no lo hacemos por la inexperiencia, el desconocimiento, o por ignorarlos sin darle importancia con pleno conocimiento de causa.
Cuánto evitaríamos si escucháramos las señales incipientes que emite. ¿Qué bueno sería, verdad?
Pues aprendamos a escuchar para ayudarnos a sanar, si fuera posible.
Soy Médico Microbióloga, amante de la naturaleza, las letras, la música, la cocina y la vida en sí. Férrea defensora de la familia y los niños
Los textos son creados por mi, sin uso de IA
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Las fotos son de Pixabay, la presentación mía, diseñada en Photo Collage
ENGLISH VERSION
Greetings and good morning to all.
Once again, I'm stopping by with the goal of responding to or commenting on @issymarie2 initiative about listening to the body to heal.
It is logical that our body responds to aggressions, whether intentional or unconscious. The somatization of psychological harm and injuries produced by harmful behaviors or chronic or infectious diseases is the cry for help and, often, the agony of this container of flesh and emotions that we are.
Since the dawn of civilization, humankind has tried to explain symptoms in many ways, from unimaginable justifications to those based on years of study and empirical knowledge.
The body speaks, and it does so not only because of our moods but also due to damage in organs that are not visible, expressing themselves as if screaming in pain from within.
This is what happens with the often-mentioned and harmful stress, capable of affecting our entire organism without sparing any system or organ. We talk about controlling it, but it is very difficult to do, and even more challenging to confront it.
There are people who, with the help of exercises, therapies, and other disciplines, achieve positive results in controlling stress; but it must be maintained, as this harmful factor does not disappear easily, and the situations that cause it often persist for a long time.
It is also necessary to recognize that not all people have the ability to manage it optimally. There are personalities—and I speak of personality as an essential characteristic of the being—that cannot do it.
In my personal and professional experience, I have been able to control stress thanks to my phlegmatic personality, but at other times it has been impossible for me, even while having all the tools to do so.
That is why I always recommend not a fight, but a strategic and as healthy a plan as possible. In severe cases, avoidance could be a way to buy time until taking the first steps to confront or exit the situation.
I have only mentioned stress, but believe me, knowing how to listen to the body and deal with its signals, visible or not, is a virtue not everyone possesses, and often that call is heard… and ignored.
But there are so many situations that call us to listen to our container; there are also periods in life that send signals on various frequencies. A valid example is menopause in women and andropause in men. Multiple are the cries for help from the autumn of our lives. One could also mention the beginning of our spring, the controversial adolescence that sometimes leads to the total repression of feelings and the struggle to silence the body.
If all these warnings were heeded during these extremes of the human struggle, it would lead to an improved quality of life. Sometimes we don't do it due to inexperience, lack of knowledge, or because we ignore them, dismissing their importance with full awareness.
How much we would avoid if we listened to the incipient signals it emits. How good it would be, right?
So let us learn to listen to help us heal, if possible.
I am a Doctor of Microbiology, a lover of nature, literature, music, cooking, and life itself. A staunch defender of family and children.
The texts are written by me without the use of AI.
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