Bueno, es una opción. En un intercambio de ideas, sea acalorado o no, quien pierda será herido, así no lo manifieste.
Yo escucho atentamente y cuando es mi turno, con palabras suaves, con sutileza, siempre tiendo a tocar la herida del otro. Yo prefiero primero conocer con quién me codeo y dejo migas para descubrir su personalidad. Prefiero a las personas abiertas, aquellas que dicen lo que sienten sin adornos. Me apego al refrán: “Del agua mansa líbrame Dios, que de la brava me libro yo”.
Evito las discusiones, de ver que el panorama se torna rojo, sencillamente comento: “dejemos la conversación para cuando te encuentres calmado(o)”. Cuando la cuestión es legal, sencillamente: “manifiéstese por escrito”.