Hello, everyone.
Our José Martí wrote in his simple verses that he had more than the leopard, because he had a good friend. Well, I can say the same as Martí, and I'm proud of it. But how does one have a good friend?
In my experience so far, friends aren't found by chance; they are built. They are created with effort, based on honesty, empathy, understanding, acceptance, and, above all, respect.
Honesty is the foundation; without it, there is no trust. Empathy allows us to understand what the other person feels, without them needing to explain. Understanding accepts that the other person has their own reasons and their own timing.
Respect is the framework that holds all of the above together, even in disagreements.
Especially when we don't agree on something.
For me, a friend can be of any gender, race, or religion. Those characteristics don't define a person's worth. What matters is their character, loyalty, and how they treat you. I've had deep conversations and received genuine support from people with whom, on the surface, I seem to have nothing in common. True connection goes beyond social labels.
It's good for friends to be like-minded, but they don't have to be the same. I'm not looking for a clone of myself. In fact, I value differences. A friend who thinks differently challenges me, opens my eyes to new perspectives, and prevents me from stagnating. The key is to accept and love them for who they are, not for who I'd like them to be. It's not about changing the person, but about appreciating their authenticity.
Above all else, the most important thing is that they are good people. Kindness, understood as integrity and decency, is the final filter. A good friend is someone you can trust, who won't let you down when you need them most, and who celebrates your achievements without envy. Choosing who to share your time and trust with is one of the most crucial decisions you'll make. Your peace of mind and well-being depend largely on that choice.
En español
Hola, estimados.
Nuestro José Martí escribió en sus versos sencillos que tenía más que el leopardo, porque tenía un buen amigo. Pues yo puedo decir lo mismo que Martí, y me siento orgulloso de ello. ¿Pero cómo se tiene un buen amigo?
Según mi experiencia hasta este momento, los amigos no se encuentran por casualidad; se construyen. Se crean con esfuerzo, a base de honestidad, empatía, comprensión, aceptación y, sobre todo, respeto.
La honestidad es la base; sin ella, no hay confianza. La empatía permite entender lo que el otro siente, sin necesidad de que lo explique. La comprensión acepta que el otro tiene sus propios motivos y sus propios tiempos.
El respeto es el marco que mantiene a todo lo anterior unido, incluso en los desacuerdos.
Sobre todo, cuando no estamos de acuerdo en algo.
Para mí, un amigo puede ser de cualquier sexo, raza o religión. Esas características no definen la calidad de una persona. Lo que importa es el carácter, la lealtad y la forma en que te trata. He tenido conversaciones profundas y he recibido apoyo sincero de personas con las que, en apariencia, no tengo nada en común. La verdadera conexión va más allá de las etiquetas sociales.
Es bueno que los amigos sean afines a nosotros, pero no es necesario que sean iguales. No busco un clon de mí mismo. De hecho, valoro las diferencias. Un amigo que piensa distinto me reta, me hace ver perspectivas nuevas y evita que me estanque. La clave está en aceptarlos y quererlos por lo que son, no por lo que a mí me gustaría que fueran. No se trata de cambiar a la persona, sino de apreciar su autenticidad.
Por encima de todo, lo más importante es que sean buenas personas. La bondad, entendida como integridad y decencia, es el filtro final. Un buen amigo es alguien en quien puedes confiar, que no te falla cuando más lo necesitas y que celebra tus logros sin envidia. Elegir con quién compartir tu tiempo y tu confianza es una de las decisiones más cruciales. De esa elección depende, en gran medida, tu paz mental y tu bienestar.
