Hola, estimadas.
Cuando uno tiene amigos de verdad, lamentamos sus fracasos. Pero, cuando tienen éxito, la alegría es multiplicada y opaca cualquier percance anterior.
Un ejemplo claro de esto es el caso de Irán Capote,un dramaturgo cubano, de Pinar del Río, quien ha tenido gran éxito con su obra Este tren se llama deseo, quien ha llenado las salas de teatro en cada presentación y con buen éxito de la crítica. @abelarte, nuestro amigo en común, da fe de esto.
Para mí, la frase “la alegría de mis amigos, es mi alegría” es una verdad práctica. No es un sentimiento vago, es una reacción concreta. Cuando un amigo logra algo importante, como Irán con su obra, ese éxito lo siento como si fuera mío. No es que me atribuya el mérito, sino que su triunfo se convierte en un punto de orgullo personal. Es la satisfacción de ver que a alguien que aprecias y de quien conoces el esfuerzo, las cosas le salen bien. Esa victoria compartida fortalece el lazo que tenemos.
Por esta razón, no me puede dar envidia ni molestar que un amigo comparta su buena noticia conmigo. Entiendo que eso no es alarde, sino alegría genuina. Y me pregunto, ¿con quién mejor podría compartirla que con sus amigos? Ser el primero en recibir esa noticia es un privilegio, no una carga. Significa que eres parte de su círculo de confianza, alguien con quien quiere celebrar un momento clave en su vida.
Considero que aquel que no se alegre de los éxitos de sus amigos, no es realmente amigo de ellos. La amistad se demuestra en los momentos difíciles, pero también en los buenos. Si el éxito de un amigo te produce resentimiento o incomodidad, entonces esa relación no se basa en la genuina camaradería, sino en algo más superficial y condicionado.
Un amigo de verdad no compite; celebra. Y en esa celebración conjunta, la alegría de uno se convierte en la alegría de todos.
