Tienes toda la razón cariño, cuando dices que estos miedos proceden de traumas o experiencias vividas en la infancia, y nada más y nada menos que con arañas, unos bichitos que producen escalofrío sólo con ver mover tantas patitas a la vez, yo les tengo pavor. Recuerdo una amiga que tenía la costumbre de asustar a su hijo con un señor indigente que pasaba cerca de su casa diciéndole que se lo iba a llevar y un montón de cosas más, cuando no le hacía caso... con el pasar del tiempo, provocó un miedo tan grande en el niño que siendo adolescente hasta se orinaba cuando veía a una persona con esas características cerca de él.
Recuerdo que con el miedo escénico, en la universidad nos decía una profesora que no fijáramos la vista en nadie y sólo miráramos paredes, y espacios aéreos, lámparas, pizarras, u otros objetos, pero no el rostro de las personas, para no entrar en pánico, porque eran los ojos los que nos desestabilizaban. Haz la prueba a ver cómo te va. Con los miedos hay que buscar terapias que aplicar porque no son fáciles de controlar, ya de ese hilo tengo un rollo, jajaja. Me encantó leerte, muchísimas gracias por compartir con nosotros todas tus experiencias con los miedos.