Las abuelas tienen un poder sanador y consentidor inigualable, por eso son mamás multiplicadas.
Yo no tuve la dicha de conocer a ninguna de mis dos abuelas, pero mis primos me prestaban la de ellos, a quien vi desde que tuve uso de razón y me consentía igual que a todos.
Qué doloroso tuvo que ser para ella la pérdida de su compañero de vida, una ausencia irreparable que tristemente ni el tiempo puede curar... sin duda alguna una gran guerrera, porque brindó amor, apoyo y comprensión a pesar de su tristeza. Qué bueno que pudiste disfrutar de sus cuidados y su amor, hasta que partió con Dios. Definitivamente ella fue una mujer que dejó huellas imborrables.
Muchas gracias por tu participación, y por compartir este hermoso relato con nosotros. Eres bienvenida a nuestra comunidad! Un abrazo amiga.