Mercedes came to Cumana to meet and baptize the little bee. This trip served as a family reunion, as we had not seen her for some years. A warm embrace in person will never be the same as the coldness of a telephone screen.
She traveled from Margarita Island, we went to pick her up at the passenger terminal of the boat Gran Cacique on Friday night. She brought us all gifts and made us happy, who doesn't like gifts? In particular, I like surprises.
We spent some incredible days together as a family, sharing anecdotes and anecdotes. We also went out for walks and meals, Mercedes was finally able to shop with HBD, so this trip also represented a personal achievement. This mini-vacation helped us to recharge our batteries, strengthen our bonds and collect pleasant moments, that's what life is all about.
After this pleasant visit, it was time to say goodbye, a flash of nostalgia invaded us even though we tried to deny it. We went again to the maritime terminal, this time during daylight hours, to accompany her until the boat set sail. So I took the opportunity to take some pictures.
Alma was laughing, running all over the place, watching the sea and the boats, she loves this landscape, she even wanted to swim, we entertained ourselves watching the movement of the waves. The smell of saltpetre and the breeze are enchanting, I managed to relax for a while. The sun was blazing in the clear and vibrant blue of the sky.
We spent two hours in the terminal, the time passed quite quickly. Alma was frightened by the police dog that sniffs the luggage, so we kept her away at boarding time for her safety. Finally, it was time to say goodbye, of course with the promise to meet again very soon.
Versión en Español
Mercedes vino a Cumaná para conocer y bautizar a la pequeña abeja. Este viaje sirvió de reencuentro familiar, pues teníamos algunos años sin verla. Nunca será igual un cálido abrazo presencial a la frialdad de una pantalla telefónica.
Ella viajó desde la isla de Margarita, la fuimos a buscar al terminal de pasajeros de la lancha Gran Cacique el viernes en noche. Nos trajo regalos a todos y nos hizo felices. ¿A quien no le gustan los obsequios? , en lo particular, me agradan las sorpresas.
Pasamos unos días increíbles, en unión familiar y compartiendo anécdotas.
También salimos a pasear y a comer, Mercedes por fin pudo comprar con HBD, por lo que este viaje también representó un logro personal. Estas minivacaciones nos sirvieron para recargar energías, estrechar lazos y coleccionar momentos gratos, de eso se trata la vida.
Después de esta agradable visita llegó el momento de la despedida, un destello de nostalgia nos invadió aunque intentemos negarlo. Acudimos otra vez al terminal marítimo, esta vez en horario diurno, a acompañarla hasta que la lancha zarpara. Así que aproveché para tomar algunas fotografías.
Alma estaba risueña, corriendo por todas partes, observando el mar y las lanchas, le encanta este paisaje, incluso, se quería bañar, nos entretuvimos mirando el movimiento de las olas. El olor a salitre y la brisa son encantadores, logré relajarme un rato. El sol lucía ardiente en el azul nítido y vibrante del cielo.
Estuvimos dos horas en el terminal, el tiempo pasó bastante rápido. Alma se asustó con el perro policía que olfatea los equipajes, así que la tuvimos alejada a la hora del embarque por su seguridad. Finalmente, llegó el momento de despedirnos, por supuesto con la promesa de volvernos a reunir de nuevo se muy pronto.
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✓Fotos de mi galería personal, editadas con Fotocollage.
✓Texto traducido con DeepL.
✓Photos from my personal gallery, edited with Fotocollage.
✓Text translated with DeepL.
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