Ciertamente, todo cambia, todo se acaba, todas las cosas son efímeras. Eso incluye los días malos, y es toda una bendición.
Toca siempre soportar un tiempo, que en realidad puede que sea breve, y que solamente nos parezca largo por el malestar que tenemos. Después de todo, la percepción del tiempo es relativa y variable, siendo muy influenciada por nuestro estado emocional.
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