El tiempo nunca nos favorece, se apresura para presionarnos y obligarnos a ser rápidos; pero cuando todo haya acabado, te darás cuenta de que la vida pasó volando.
Sin embargo, ser lento y cuidadoso no es lo mejor para todos.
Fácilmente te encuentras estancado en un sitio en el cual no quieres moverte y solo le tienes pavor al retroceso:
El futuro se vuelve tenue hasta perderse.
Franklin caminó y caminó hasta que se detuvo a lado de una florería con un gran ventanal: Su persona se reflejó en el pulido cristal mientras marchaba, en lo que se percató de ese hecho, se detuvo para apreciar a la persona en la cual se había convertido aquel niño incrédulo...
Se había vuelto un pobre perdedor el cual no soportaba verse en ese cristal.
Desvío la vista para luego continuar con su cruzada sin rumbo, caminaba como si huyera de sus problemas...
El joven se halló perdido en el centro de la ciudad, pero no solo temía por su bienestar: Sino por su inestable situación económica…
La idea de tener que tragarse su orgullo para regresar a la madriguera de la cual salió le generaba náuseas: Regresar a la casa de sus padres seria admitir la absoluta derrota…
Franklin había caído de un barranco muy alto:
El costo de su renta y sus comidas del día no podía cubrirse con un solo empleo...
Necesitaba conseguir otro trabajo; pero la pésima situación económica de la ciudad no le aseguraba una oportunidad.
La cuerda floja en la que pendía deshacía su temple;
no tenía forma de continuar avanzando sin tener ninguna superficie en el cual afincarse con total seguridad: Franklin iba a permanecer atrapado si no encontraba una grata alternativa.
Fue ahí cuando lo vio...
A lo lejos, la fortuna se avecinaba. Entre las edificaciones a lo largo de la avenida, Un edificio se destacaba entre los demás de forma espectacular.
El chico estaba destrozado por dentro y por fuera, pero al voltear su vista a la izquierda, contempló el letrero de un edificio poco particular: Un viejo hotel de la ciudad.
Un sitio cuyas puertas al público se habían cerrado y que había permanecido en remodelación unos cuantos años.
Franklin conocía de ante mano ese lugar, pero distinguió que el nombre del mismo había cambiado a uno más extraño.
Ese letrero en la cima del edificio tenía escrito una frase que no tenía idea de cómo pronunciar.
Guiado por su curiosidad, el joven cruzó las calles de la ciudad para dirigirse al edificio con el nombre de: "Sheshy´s"
Su instinto Irracional lo dómino en medio de la adversidad para impulsarlo a cometer otra estupidez.
Se podría decir que tenía una fuerte corazonada; Pero en realidad, el miedo al absoluto fracaso lo aterraba más que cualquier maldita pesadilla.
Ese llano sentimiento fue el que lo hizo actuar de esa manera...
Caminó anonadado por la acera hasta cruzar cinco calles.
En lo que se situó de pie delante de la entrada de una barbería frente al gran hotel, disfrutó de su imponencia al alzar la vista hasta los confines del cielo azul: Desde su posición, era como una hormiga ante una gigantesca piedra. Arqueaba el cuello hasta los límites de la nuca para ver como ese gran trozo de hormigón y mármol se alzaba desde la tierra hacia las nubes.
Al escuchar el claxon de un automóvil frente a la carretera en su delantera, Franklin fijó su mirada en la entrada con alfombra roja.
Ahí se encontraba un valed de buena vestimenta que era acompañado por un par de botones de atuendos refinados: Estos se pusieron firmes ante el vehículo estacionado y cuando el conductor salió de su interior, los botones sacaron el equipaje del maletero, el conductor le entrego las llaves al valed para que esté estacionase el auto en el estacionamiento subterráneo...
El joven quedo perplejo al ver como ese sujeto lo condujo como si fuera suyo.
A simple vista, parecía un trabajo bastante fácil, uno que hasta un completo idiota podía hacer sin problemas.
Franklin tuvo sus dudas al momento de arriesgarse a tomar esa decisión.
Tanto así, que Miró su reloj digital en su muñeca izquierda: eran apenas más 11:05Am, a esa hora del día se suponía que debía estar en su trabajo como mesero; Pero como ya no tenía que cumplir con ese turno...
Tenía suficiente tiempo libre como para hacer una elección.
Por lo que sin pensárselo mucho, se arriesgo a entrar en el edificio para hacer una simple pregunta y salir satisfecho consigo mismo.
Por lo que sin escrúpulos, cruzó la calle para dirigirse a la entrada de ese castillo.
Time never favors us, it rushes to pressure us and force us to be quick; but when it's all over, you'll realize that life flew by.
However, being slow and careful is not the best for everyone.
You easily find yourself stuck in a place where you don't want to move and just dread going backwards:
The future becomes dim until it is lost.
Franklin walked and walked until he stopped next to a flower shop with a large window: His person was reflected in the polished glass as he walked, and as he realized that fact, he stopped to appreciate the person that unbelieving child had become....
He had become a poor loser whom he could not bear to see in that crystal.
He averted his eyes and then continued his aimless crusade, walking as if he were running away from his problems...
The young man found himself lost in the center of the city, but he not only feared for his well-being: but also for his unstable economic situation...
The idea of having to swallow his pride to return to the burrow from which he came out made him nauseous: to return to his parents' house would be to admit absolute defeat...
Franklin had fallen off a very high cliff:
The cost of his rent and his meals for the day could not be covered by a single job....
He needed to get another job; but the city's dismal economic situation did not assure him a chance.
It was a miracle to get those two jobs, nothing assured him that luck would be on his side in an extremely difficult moment.
The tightrope on which he hung was unraveling his mettle;
He had no way to continue moving forward without having any surface on which to secure a foothold: Franklin was going to remain trapped if he didn't find a welcome alternative.
That's when he saw it...
In the distance, fortune loomed. Among the buildings along the avenue, One building stood out among the others dramatically.
The boy was wrecked inside and out, but as he turned his gaze to the left, he beheld the sign of an unremarkable building: an old city hotel.
A place whose doors had been closed to the public and that had been under renovation for a few years.
Franklin knew the place beforehand, but he noticed that the name had changed to a stranger one.
That sign at the top of the building had a phrase written on it that he had no idea how to pronounce,
Guided by his curiosity, the young man crossed the streets of the city to go to the building with the name: "Sheshy´s"
His Irrational instinct gave him in the midst of adversity to drive him to commit another stupidity.
You could say he had a strong hunch; but in reality, the fear of absolute failure terrified him more than any damn nightmare.
It was that plain feeling that made him act that way.....
He walked dumbfounded down the sidewalk until he crossed five streets.
As he stood in front of the entrance of a barbershop in front of the big hotel, he enjoyed its imposing stature as he looked up to the confines of the blue sky: From his position, he was like an ant in front of a gigantic boulder. He arched his neck to the limits of the nape of his neck to see how that great chunk of concrete and marble rose from the earth to the clouds.
Hearing the honk of a car in front of the road in front of him, Franklin fixed his gaze on the red-carpeted entrance.
There stood a well-dressed valedictorian who was accompanied by a pair of finely dressed bellhops: they stood at attention in front of the parked vehicle and when the driver got out, the bellhops removed the luggage from the trunk, the driver handed the keys to the valedictorian so that he could park the car in the subway parking...
The young man was perplexed to see how the guy drove it as if it were his own.
At first glance, it looked like a pretty easy job, one that even a complete idiot could do without any problems.
Franklin had his doubts at the moment of taking the risk of making that decision.
So much so, that he looked at his digital watch on his left wrist: it was just past 11:05Am, at that time of the day he was supposed to be at his job as a waiter; but since he no longer had to fulfill that shift....
He had enough free time to make a choice.
So without thinking much about it, he risked entering the building to ask a simple question and leave satisfied with himself.
So without scruples, he crossed the street to go to the entrance of the castle.
