Hello dear friends, today I join the challenge of our friend @tattoodjay to share a very special day out, an experience that left me speechless: the visit to the workshop of the renowned and multi-award-winning Cuban artist Choco (Eduardo Roca Salazar), master of engraving, collagraph, and ceramics, whose works are exhibited in important art galleries around the world.
Choco's workshop is neither a luxurious studio nor a minimalist space with white walls. It's located on a small street in a humble neighborhood of Old Havana, and that simplicity makes it even more special. Upon entering, I was greeted by a space full of life: paintings hung on the walls and works of different styles occupied every corner of the studio.
In the center, his work table, small and simple, but a witness to the creation of masterful pieces. Around it, the tools and materials he uses: worn paintbrushes, pieces of cardboard, found objects waiting for a second life. There were no luxuries, but there was a creative energy that was palpable in the air.
What struck me most was his technique, as unique as it is sustainable. Choco doesn't work with expensive materials; his raw materials are cardboard, carpentry glue, and recycled objects that many would consider trash. But in his hands, these humble materials are transformed into pieces full of strength and symbolism.
They explained to us that the process begins with cardboard, which he gives structure and strength with a layer of glue. Then, he incorporates all kinds of discarded elements—pieces of wood, plastics, fabrics, metal fragments—which he meticulously glues together to create volume and texture.
The result is a solid base, ready to receive color and become a sculpture with its own soul.
Once the structure is assembled, it's time for color. Choco paints with a vibrant palette. I was struck by how the finishes don't seek to hide the origin of the materials, but rather to enhance them: up close, you can identify the objects used. And this allows us to view the works with multiple readings; as we contemplate them, we discover new interpretations.
Beyond the technique, what moved me most was the philosophy behind his work. In a world of excessive consumption, Choco demonstrates that art isn't born only from the new, but from the ability to see potential where others see waste. His sculptures, robust and full of character, are a tribute to resilience, both in materials and in the human spirit.
If I had already admired his work from a distance, seeing his creative process in person was like discovering the magic behind his works.
It was a great privilege to witness how this great artist brings his works to life, in a space as humble as it was inspiring. I left his studio with a clear lesson: true art is not only contemplated, it is felt and lived. And Choco, with his mastery and humility, manages to make each of his pieces transform the ephemeral into eternal.
Have you had a similar experience? Tell me in the comments, and I'll be happy to read them.
See you soon!
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VERSIÓN EN ESPAÑOLUna experiencia inigualable en el taller del Maestro Choco
Hola queridos amigos, hoy me uno al reto de nuestro amigo @tattoodjay para compartir un día de paseo muy especial, una experiencia que me dejó sin palabras: la visita al taller de trabajo del reconocido y multipremiado artista cubano Choco (Eduardo Roca Salazar), maestro del grabado, Colagrafía, y cerámica, cuyas obras se encuentran expuestas en importantes galerías de arte del mundo.
El taller de Choco no es un estudio lujoso ni un espacio minimalista de paredes blancas. Está ubicado en una calle pequeña de un barrio humilde de La Habana Vieja, y esa sencillez lo hace aún más especial.
Al entrar, me recibió un espacio lleno de vida: pinturas colgaban de las paredes y obras de diferentes estilos ocupaban todos los rincones del taller.
En el centro, su mesa de trabajo, pequeña y sencilla, pero testigo de la creación de piezas magistrales. Alrededor, las herramientas y materiales que utiliza: pinceles gastados, trozos de cartón, objetos encontrados esperando su segunda vida. No había lujos, pero sí una energía creativa que se palpaba en el aire.
Lo que más me impactó fue su técnica, tan singular como sostenible. Choco no trabaja con materiales costosos; su materia prima es el cartón, el pegamento de carpintería y objetos reciclados que muchos considerarían basura. Pero en sus manos, estos materiales humildes se transforman en piezas llenas de fuerza y simbolismo.
Nos explicaron que proceso comienza con el cartón, al que le da estructura y resistencia con una capa de pegamento. Luego, incorpora todo tipo de elementos descartados—trozos de madera, plásticos, telas, fragmentos de metal—que pega meticulosamente para crear volumen y textura. El resultado es una base sólida, lista para recibir el color y convertirse en una escultura con alma propia.
Una vez armada la estructura, llega el momento del color. El Choco pinta con una paleta vibrante. Me llamó la atención cómo los acabados no buscan ocultar el origen de los materiales, sino realzarlos: de cerca se pueden identificar los objetos utilizados. Y esto hace que visualicemos las obras con múltiples lecturas, a medida que la contemplamos vamos descubriendo nuevas interpretaciones.
Más allá de la técnica, lo que más me conmovió fue la filosofía detrás de su obra. En un mundo de consumo desmedido, El Choco demuestra que el arte no nace solo de lo nuevo, sino de la capacidad de ver potencial donde otros ven desechos. Sus esculturas, robustas y llenas de carácter, son un homenaje a la resiliencia, tanto de los materiales como del espíritu humano.
Si ya admiraba su obra desde la distancia, ver su proceso creativo en persona fue como descubrir la magia detrás de sus obras.
Fue un gran privilegio ser testigo de cómo este gran artista da vida a sus obras, en un espacio tan humilde como inspirador. Salí de su taller con una lección clara: el verdadero arte no solo se contempla, se siente y se vive. Y Choco, con su maestría y humildad, logra que cada pieza suya convierta en eterno lo efímero.
¿Has tenido alguna experiencia similar? Cuéntame en los comentarios y los leeré con placer.
¡Hasta pronto!
