Es increíble cómo una creación, nacida hace cuatro décadas del corazón de jóvenes llenos de fe y talento en la Iglesia Evangélica Las Acacias, perdura en el tiempo y sigue llevando esperanza.
Que esta canción siga siendo faro de alegría y consuelo para muchos, recordándonos que la verdadera alegría, la que da el Señor, nunca pasa de moda.
¡Un abrazo lleno de gratitud!
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