Saludos queridos hivers.
Esta fue la primera vez que tuve entre mis brazos a Gabriela, mi niña mayor, mi primer bebé. Nunca antes me había atrevido a cargar bebés, siempre los miraba tan frágiles que me daba miedo romperlos. Cuando al fin pude sostenerla, me quedé atrapada en ella para siempre.
Era tan pequeñita, tanta inocencia y fragilidad, tan dependiente y tan hermosa, que me enamoró con ese amor incondicional, ese que llena el alma de una felicidad inexplicable, ese que te dice que estás en el mejor lugar del mundo.
Mi Gabriela, con ella pagué todas las novatadas de mamá primeriza, al punto de correr con ella más de una vez al hospital por cualquier cosa. Todo me asustaba, su bisabuela paterna venía todas las mañanas para ayudarme a bañarla, era una locura la casa, pasé de una vida sin horarios a una locura de tiempos, del silencio al bullicio de llanto y abuelas que daban orientaciones a cada segundo.
Aprendimos a llamarla Gaby o Gabinita, aprendí a caminar y caerme con ella, a sostener sus manitas, a consolar sus llantos y con el tiempo todos los que la veíamos crecer fuimos quedando enamorados de ella.
Es increíble cómo perdemos la noción de los días o los años con los hijos, pasó de la bebé a sus primeros pasos y luego el primer día de escuela y sin darme cuenta ya era adolescente y llegaron los quince y los veinte y un buen día se sienta a mi lado y me dice que hay algo que quiere hablar conmigo, que no la interrumpiera (suelo precipitarme y hacerlo cuando sé que la conversación me va a doler).
La escuché con paciencia, ya imaginaba por dónde iba la conversación, pero imaginar nunca duele tanto como tropezar con la realidad.
Me quedé sin palabras pero le sonreí, me quedé sin ideas pero le dije que si eso era lo que quería yo la apoyaba y que no se preocupara, que estaríamos bien, ciertamente estamos bien, solo que esta mamá es un poco sentimental y la extraña un montón.
Hace tres años vive en Tampa, bastante lejos de casa y sí, por esas cosas de la vida pasamos dos años sin poder abrazarla o regañarla por dejar la ropa fuera de lugar 🤭 (cosas de mamá).
En septiembre cumplirá veinticinco años y será otro cumple desde lejos, pero sé que tendremos videollamadas, fotos y ver su sonrisa será el mayor de los regalos.
Soy feliz al saberla creando su futuro, al verla venciendo sus propias metas, me hace sentir que no lo hice mal como mamá.
Aunque a ratos se me llene la cabeza de preocupaciones o el pecho de unas ganas tremendas de hacerle su postre favorito para comerlo juntas.
Saberla feliz y luchando por sus sueños es todo lo que necesito.
Gracias a todos por compartir este jueves de TBT. Un súper abrazo de cariño a todos y si eres mamá o papá te abrazo doble, porque sé que compartes cada palabra y sentir.
Greetings dear hivers.
This was the first time I had Gabriela, my older girl, my first baby. I had never dared to load babies before, I always looked at them so fragile that I was afraid to break them. When I finally sustained her, I was trapped in her forever.
I was so tiny, so much innocence and fragility, so dependent and so beautiful, that I fell in love with that unconditional love, that that fills the soul of an inexplicable happiness, the one that tells you that you are in the best place in the world.
My Gabriela, with her I paid all Mom's novatados, to the point of running with her more than once to the hospital for anything. Everything scared me, his paternal great -grandmother came every morning to help me bathe it, it was crazy the house, I went from a life without schedules to a crazy time, from silence to the bustle of crying and grandmothers who gave guidance to every second.
We learned to call her Gaby or Gabinita, I learned to walk and fall with her, to hold her hands, comfort her cries and over time all of us who saw her grow were falling in love with her.
It is incredible how we lose the notion of the days or years with the children, he went from the baby to her first steps and then the first day of school and without realizing it was already a teenager and the fifteen and twenty and twenty and one day arrived at my side and tells me that there is something that wants to talkWith me, not interrupted (soil to precipitate me and do it when I know that the conversation will hurt).
I listened to it patiently, I already imagined where the conversation was going, but imagining never hurts as much as stumbling with reality.
I was speechless but I smiled, I ran out of ideas but I told her that if that was what I wanted and that I did not worry, that we would be fine, we are certainly fine, only that this mother is a bit sentimental and I miss her a lot.
Three years ago he lives in Tampa, quite far from home and yes, for those things in life we spent two years without being able to hug her or scold her for leaving clothes out of place 🤭 (mom things).
In September he will turn twenty -five and will be another birthday, but I know we will have video calls, photos and see his smile will be the biggest gifts.
I am happy to know her creating her future, seeing her overcoming her own goals, it makes me feel that I did not do it wrong as a mother.
Although at times I am filled with concerns or chest of a tremendous desire to make your favorite dessert to eat it together.
Knowing her happy and fighting for her dreams is all I need.
Thank you all for sharing TBT Thursday. A super hug of love to everyone and if you are a mother or dad I hug you double, because I know you share each word and feel.
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