Hello, my friends.
Since I was a child, I was taught that there's a big difference between hearing and listening. When we talk to someone, we have to make sure they listen to us. It's not enough that they hear us.
Listening means paying attention to what we say; while hearing is simply perceiving that we're talking. We don't necessarily do that with that person.
It's like when we're at the beach and we hear other people's conversations, but we don't pay attention.
In a romantic, friendly, or professional relationship, for good communication to exist, we must learn to listen.
How many times have we heard or said the phrase: "Can't you hear me when I'm talking?"
By not listening to us, it's like being alone. By not paying attention to us, they won't be able to know what we need, what worries us, how to act correctly, how to make us feel at ease.
Paying attention is also a sign of respect for the other person.
But just as they must listen to us, we must also pay attention to everyone who speaks to us. That way, coexistence, interpersonal relationships, and work relationships will flow perfectly.
Friends, this may seem superfluous or obvious, but it's something we fail to do every day. We fail to listen. To really listen. And we fail to make ourselves heard.
Let's rectify this mistake.
Versión en español
Hola, amigas mías.
Desde niña me enseñaron que existe una gran diferencia entre oír y escuchar. Cuando hablemos con alguna persona, tenemos que cerciorarnos que nos escuchen. No basta con que nos oigan.
Escuchar significa que prestan atención a lo que decimos; mientras que oír se trata de solamente percibir que estamos hablando. Eso no tiene que ser que lo hagamos con esa persona.
Es como cuando estamos en la playa y se oyen las conversaciones de los demás, pero no prestamos atención.
En una relación de pareja, de amistad o profesional, para que exista una buena comunicación, hay que aprender a escuchar.
¿Cuántas veces hemos oído o dicho la frase: es que no me escuchas cuando hablo?
Al no escucharnos, es como estar solo. Al no prestarnos atención, no podrán saber qué necesitamos, qué nos preocupa, cómo actuar de forma correcta, cómo hacernos sentir en compañía.
Prestar atención es, además, una señal de respeto hacia la otra persona.
Pero, del mismo modo en que deben escucharnos, también nosotros debemos prestar atención a todos los que nos dirijan la palabra.
De ese modo, la convivencia, las relaciones interpersonales o de trabajo, fluirán a la perfección.
Amigas, esto puede parecer una cosa superflua o evidente, pero es algo en lo que fallamos a diario. Fallamos en escuchar. Escuchar en realidad. Y fallamos en hacernos escuchar.
Rectifiquemos este error.
