Recuerda:
Era un día normal para la gran mayoría de los seres humanos del mundo, hace una increíble pila de años en Génova, más precisamente en el Puerto de Palos, de donde partiría en cuestión de minutos Cristóbal Colón.
Cuentan los historiadores que se habrían reunido unas 4.000 personas. Todos pensaríamos que fueron a alentar al intrépido almirante que iba a navegar alrededor del mundo. No, no, totalmente al revés: fueron para burlarse de un pobre hombrecito cartógrafo de profesión que alucinaba con que la Tierra era redonda.
Y no más de un par de horas se iba a caer de lo que era en ese momento la Tierra para la mirada de la humanidad, plana como un plato. Eso, si antes no se lo comían los monstruos marinos en que estaba apoyada. Ahí había que ver a esas alturas quién alucinaba más: si los 4.000 o el almirante que ya estaba pronto a soltar amarras.
Recuerda que dijimos que: "Siempre que exista un soñador valiente, existirán los comedores de sueños". Pero Cristóbal Colón no desistió de su idea, enfrentó sus miedos, porque al igual que Thomas Edison, quien iluminó el mundo con su lamparita incandescente, él sabía exactamente de lo que hablaba.
Convenció a la mismísima Reina, quien le proveyó tres embarcaciones, a una tripulación de presos con poca comida y agua dulce, y los guió al "éxito". Menuda forma de subir sus estándares de calidad y rendir batalla a las nuevas e inesperadas circunstancias para por fin imponer a nivel mundial una nueva marca que hasta hoy perdura:
"Cambió para siempre la forma en que veríamos al mundo, de algo chato y plano como un plato a algo redondo como el globo terráqueo..."
Simplemente dignó de admiración.
Vale aclarar: Que estamos subiendo un escrito diario o sea que el número 55 es parte uno el número 56 es la parte 2 y está completa la saga siendo el final.
Mañana los espero para que desandemos juntos una nueva aventura del conosimiento, si así Dios lo permite.
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