Hello, friends of holo-lotus!
It's clear that our friend @charjaim must have children and/or grandchildren, because the topic of fitting in society—not exactly in those words, but fitting in—is something we hear a lot in homes with children and teenagers.
We ourselves sometimes struggle to fit in, especially when we move to a new place: a neighborhood, a house, a job, a family, a school, etc.
We struggle, even with the experience gained over the years and the tools to navigate these situations.
Imagine... don't imagine, remember what it's like to feel like you didn't fit in when you were a teenager.
For us, it's easier. We already know how to respond, or not, to these situations. For example, if we arrive at a hypothetical workplace and everyone has the habit of collecting money to buy lunch at a vegetarian restaurant, and what we like is meat, what would we do?
If we want to "fit in," we'll have a vegetable lunch every day. If not, then our lunch will be different. But there's something not all teenagers truly realize: being different doesn't mean not fitting in.
By saying "no" and bringing our lunch, we show that we are people with our own identity, we are sincere, and we don't have to prove anything or owe anything to anyone. This gives us greater value, and, to top it all off, it doesn't make us out of place.
However, there are times when it's impossible for us to want to fit into the social mold of the moment and the generation. I'll share an example from home.
At home, my two children always played games on my cell phone. Later, as they grew older and I upgraded the one I had, the old man always let them use it. They only used it to play. They never wanted or needed their own line.
However, time passed and they grew up. Now, in their classrooms, all the children have modern cell phones, with their own line, internet, and better games.
They are so polite, and I taught them whenever I gave them what I could. Therefore, they have never asked me to buy them anything. If I ask them what they want, they tell me, but they have never demanded anything.
In fact, I don't even know what a tantrum is (here in Cuba we call it "perreta"). They are that good. But I am a mother and I know.
They don't need to be like everyone else, but I won't make them feel bad either, so I can please them and make them feel less than anyone else.
That's why Abel and I worked so everyone could have a good phone, with their personal line, internet, better games, and so they could, at the same time, be reachable at all times.
That way everyone wins. Them? The happiest of all.
Human beings have always been and always will be nonconformists by nature, and that will make them feel like they don't fit in with the rest of society. If you have long hair, you'll want it short; if you have curly hair, you'll straighten it, and vice versa. And so on.
What we must understand is that:
We are not equal. Don't be fooled. We don't earn the same amount of money, we don't work in the same field, and we don't know the same things. To top it all off, we don't have the same DNA! Therefore, we can't be the same. So, it will be impossible to fit in by being the same as everyone else.
We don't even have to have the same tastes. In fact, most of the time it's better to have different tastes.
Even when it comes to ice cream 🤤.
We must accept our differences and those of others. When everyone does that, all the pieces of this immense puzzle will fall into place on their own.
Versión en español
Hola, amigos de holo-lotus!
Se nota que la amiga @charjaim debe tener hijos y/o nietos, porque el tema encajar en sociedad, no precisamente con esas palabras, pero sí encajar, es algo que se escucha mucho en casas con niños y adolescentes.
A nosotros mismos nos cuesta trabajo en ocasiones encajar, sobre todo cuando llegamos a un lugar nuevo: un barrio, una casa, un trabajo, una familia, una escuela, etc.
Nos cuesta trabajo aún teniendo la experiencia adquirida con los años y las herramientas para efectuar estos trances.
Imagínense… no se imaginen, recuerden lo que es sentir que no encajaban cuando eran adolescentes.
Para nosotros es más sencillo. Ya sabemos cómo responder, o no, ante estos casos. Por ejemplo, si llegamos a un centro de trabajo hipotético y todos tienen la costumbre de recoger dinero para comprar el almuerzo en un restaurante vegetariano y lo que nos gusta es la carne, ¿qué haríamos?
Si queremos “encajar”, almorzaremos vegetales todos los días. Si no, pues nuestro almuerzo diferente. Pero, ahí hay una cosa que no todos los adolescentes concientizan realmente: ser diferente no significa no encajar.
Al decir “no” y llevar nuestro almuerzo, demostramos que somos personas con una identidad propia, somos sinceros y no tenemos que demostrarle ni le debemos nada a nadie. Eso nos da mayor valor, y, para colmo: no desencaja.
Sin embargo, hay veces que nos es imposible querer encajar en la plantilla social del momento y la generación. Les voy a compartir un ejemplo de la casa.
En mi casa mis dos hijos siempre jugaban jueguitos en mi celular. Luego, cuando fueron creciendo y yo fui mejorando el que tenía, el viejo siempre se los dejaba. Solo lo usaban para jugar. Nunca quisieron ni necesitaron tener una línea propia.
No obstante, el tiempo pasó y crecieron. Ahora en sus aulas todos los niños tienen celulares modernos, con línea propia, internet y mejores juegos.
Ellos son tan educados y los enseñé siempre que yo les daba lo que podía. Por tanto, jamás me han pedido que les compre nada. Si yo les pregunto qué quieren, ellos me dicen, pero nunca me han exigido nada.
De hecho, yo no sé lo que es una rabieta (aquí en Cuba le decimos “perreta”). Ellos son así de buenos. Pero soy madre y lo sé.
Ellos no tienen necesidad de ser iguales a los demás, pero tampoco los haré sentirse mal pudiendo complacerlos y que no se sientan menos que nadie.
Por eso su Abel y yo trabajamos para que cada uno tuviera un buen teléfono, con su línea personal, internet, mejores juegos y pudieran, al mismo tiempo, estar localizables a toda hora.
De esa forma ganamos todos. ¿Ellos? Los más contentos de todos.
El ser humano siempre ha sido y será inconforme por naturaleza y eso lo hará sentir que no encaja con el resto de la sociedad. Si tienes el pelo largo, lo querrás corto; si lo tienes rizado, lo alisarás y viceversa. Y así, consecutivamente.
Lo que debemos entender es que:
No somos iguales. No se engañen. Ni ganamos lo mismo, ni trabajamos en lo mismo ni conocemos lo mismo. Para colmo, ¡no tenemos el mismo ADN! Por tanto, no podemos ser iguales. Así que, será imposible encajar siendo igual que el resto.
Ni siquiera tenemos que tener los mismos gustos. De hecho, la mayoría de las veces es mejor tener gustos distintos.
Hasta para el helado 🤤.
Debemos aceptar nuestras diferencias y las de los demás. Cuando cada uno haga eso, todas las fichas de este inmenso rompecabezas caerán solas, cada una en su lugar.