Amigos queridos de @holos-lotus , si no estuviera viviendo esto no lo creería.
Pasé toda la vida deseando borrar de mi memoria los momentos vergonzosos, los que pintaron de grana mi cara y me hicieron desear hundirme en la tierra para volver a salir en La Conchinchina, aunque nunca supe dónde quedaba tal lugar.
Y ahora, heme aquí, evocando precisamente los peores registros, no solo para compartirlos, sino incluso presumirlos, porque solo las personas muy especiales tienen historias así de sabrosas para contar, ¿verdad?
Viví algún tiempo en la Ciudad de Las Tunas, en Cuba, escenario de varias de esas anécdotas.
Una de ellas ocurrió frente a la tienda La Casa Azul, donde siempre había un agente de seguridad apostado.
Mi outfit habitual es más de botas, jeans y camisetas, pero esa noche me "disfracé de señorita" para impresionar a un galán, lo que implicó cambiar mis cómodas botas por unas sandalias de piso que no conseguía dominar.
Como consecuencia di el tropezón más épico que me llevó directo a los brazos y pecho del guardia de seguridad. Él fue muy rápido y me salvó de la caída, pero de la vergüenza no me salvaba nadie.
Los nervios me traicionaron y en vez de agradecer le reclamé muy alto y enojada: "y tú, que haces ahí paradote mientras una se anda matando por aquí?"
Esta es de mi época universitaria. Servía de presentadora en la mayoría de galas que se organizaban a ese nivel, pero en una noche de premiaciones me acompañó un muchacho con el que nunca había trabajado antes, ni siquiera lo conocía, no había química ni confianza escénica.
Él quiso nombrar a los ganadores y así quedamos, pero después de toda la fanfarria y suspenso, en el momento de anunciarlos por fin, me dijo bajito y muy nervioso "hazlo tú".
Solo me dio por mirar al público y decirles "Misterio", mientras intentaba conseguir la dichosa lista de premiaciones.Todavía me embroman en los chats grupales con eso.
No son pocas mis historias en escena. En la iglesia local trabajaba como payasita para un evento especial, según la dinámica de esa ocasión yo era la maestra.
Hace mucho tiempo que me faltan dos muelas de la mandíbula superior, una a cada lado de los colmillos. Pues estaba en plena actuación cuando el pastor, un bromista y buen amigo como pocos, me grita desde la planta superior "oye, maestra, se te escapó un alumno" aludiendo a la muela ausente.
Rápida como rayo le repliqué también a gritos "ese se escapó y a este otro lo boté por reírse de la gracia". Los que estaban celebrando la ocurrencia del pastor se tragaron la risa avergonzados, se podía oír a una mosca volar, hasta que él y yo rompimos en carcajadas al mismo tiempo y el ambiente se relajó otra vez.
En una ocasión, fui a La Habana con mi equipo de trabajo y visitamos un edificio muy importante en la capital, con gente de alto rango, había bastante seguridad. El jefe se reunió con la directora de la institución mientras yo resolvía otros asuntos. Como terminé primero bajé hasta la puerta principal para esperarlo allí.
Siendo como soy me puse a conversar con el guardia de seguridad, al rato se compadeció de mi larga espera y llamó a la puerta dos para que me alcanzaran un banquito.
Quien trajo el banquito me ofreció agua fría y llamó a otro custodio para traerla, mientras conversaba conmigo de los precios del mercado y hasta de sus rebeldes hijos adolescentes.
Para cuando el agua llegó se antojaba un café y otro compañero lo trajo para degustar todos juntos, mientras retumbaban nuestras risas en el edificio ya casi vacío.
En eso estábamos cuando bajaron mi jefe y la directora de todo aquel lugar. Educada me saludó y preguntó por qué no había subido también a su oficina. El jefe le dijo que no habíamos querido incomodar innecesariamente a lo que ella respondió "La próxima vez prefiero que te acompañe a que me deje vacías todas las postas del edificio".
Si están esperando que esos sean todos mis momentos embarazosos agradezco sus buenos deseos. La verdad es que apenas comienzo, pero no puedo presentarles a todos mis chicos malos de un tirón.
Cuando nos encontremos por ahí en algún pasillo de @ecency salúdeme como a una vieja amiga, y si se me escapa un disparate...bueno, pues ya saben, así soy.
Este post fue redactado sin el uso de IA. Las imágenes fueron creadas en la aplicación Luzia, la fotografía me pertenece y los banners los diseñó @yuraimatc en Canva.
