Hello, friends of Holos & Lotus.
Today I'm here with a very serious topic, but one of the most necessary and least talked about in #hive: grief.
This initiative, to put it that way, was brought to us by our friend @claudiocruz, and I thought about writing about it. Not because I'm not interested, but because it's very painful.
In my 39 years of life, I've had to witness the passing of several relatives, friends, and close people. I've also witnessed the loss of my friends' close relatives.
However, I can affirm that I've only cried and mourned for one person, who wasn't even a blood relative.
I'll talk about my experience with my father-in-law, almost a father to me, a role model: Daniel.
The first thing I thought was that it wasn't possible. This wasn't real. I even tried to fool myself into thinking that I was being played a practical joke.
I continued to fool myself even when I saw him lying on the hospital gurney. Even when I felt him and saw him without his usual smile and intelligent dark humor, I couldn't believe it. Or rather, I didn't want to believe it.
That's one of the stages of grief, I believe we all go through.
Then I/we began to think about what we could have done differently so that his last day with us would have been different, or what we could have done so that it wouldn't have been his last day. But nothing was worth it, and in fact, what we were doing wasn't healthy at all.
I helped carry him and dress him, then I looked after him the whole time he was at the funeral home, and I even carried him to his final destination.
And I continued to cry, in disbelief.
Daniel was the kind of man we believe to be eternal and immortal. And when what by natural law must happen happens, life shows us how fragile we are.
I had to be strong enough to complete all the necessary paperwork. I supported the rest of the family he left behind. A family that included a wife of over 50 years, never leaving my side for a moment.
If it was difficult for me, imagine how hard it was for her.
I remember people telling me I have to be strong for others, and I looked at them wondering, "Who is strong for me?" Of course, I didn't say anything; I just felt and dedicated myself to my work.
And that's saying something. I swear I barely cried from the moment we left the hospital until after the crematorium.
However, the rest of the week and year, and every January 6th, I haven't been able to stop myself from crying.
But that's been me, and I can only speak completely for myself. Daniel's daughters and his wife have also experienced or are experiencing grief in their own way.
Personally, I'm still grieving.
Because the pain of losing someone so important to us never goes away, we simply learn to live with it perpetually.
Almost everything reminds us of those people we lose.
I've even thought I'd see him on the street and mistake him for someone who looked like him.
There are those who claim to have formulas for “getting over grief.” I believe that grief cannot be overcome.
Simply smiling is one of the many skills we acquire from that moment on.
As a friend says: “Even if you see us smile, it doesn't mean we aren't broken inside.”
After Daniel's passing, I focused on helping his family. I set goals and plans that helped me look forward to the future.
I also realized that, even if you're dying, there will always be someone you make happy, and we have an obligation to do so.
Likewise, you will always be necessary to someone. So thinking about leaving, hurting ourselves, or sabotaging ourselves is not an option.
First, because we won't solve anything, and second, because we're still here; we're alive, and we are, to someone or to several people, the same as being loved wasn't to you.
As an artist, I have the opportunity to turn that pain into literature.
I wrote this poem a few days after his passing; it's unfinished because crying wouldn't let me continue writing.
To Daniel, wherever you are
The best man in the world,
giant of infinite shadow,
perfect in imperfections,
creates iron paths
eternal on his horizon.
The most manly man in the world
Was not,
Is not,
Nor will he be
For accumulating the tiger's stripes
in fists full of emotions.
The most manly man in the world
creates paradises in dreams,
a polar star for the daughters of noble eyes
brought from the lands of kings.
He grants manna from heaven itself,
eternal bliss to mortals,
and only aspires
to the tribute of his example.
The best and most humane in the world,
omnipresent in his essence,
was a son,
brother,
father,
friend,
verb and noun,
a spell for a good day.
He calmly tattoos his notes
to remember his song,
singingly sweet,
forgiving those who offend us,
and seeing the light with closed eyes.
The man in the most beautiful poem in the world,
laughs in his sleep,
the dream of a calm mind
and infinite faith.
Eternal host of friendships
among species,
spices,
and the clink of cutlery.
Narrator of his own story,
he didn't leave when he wanted,
but he did leave how he wanted.
How dare he
leave those God-sized shoes
in a joke?
God places his hand on his steps.
The footprint is large,
it can hold photos in the void,
and anecdotes repeated in two languages.
And even I,
you,
my poems,
my unwritten stories,
and there's still light.
The man who is missed most in the world
multiplies in smiles
and turns sadness into joy
in the perpetual memory of his light,
because the world will continue to shine,
but less so.
Versión en español
Hola, amigos de Holos & Lotus.
Hoy vengo ustedes con un tema muy serio pero de los más necesarios y menos hablados de #hive: el luto.
Esta iniciativa para llamarla de algún modo la trajo evaporación nuestro amigo @claudiocruz y me lo he pensado para escribir sobre el tema. No porque no me interesa sino porque es muy doloroso.
En mis 39 años de vida he tenido que atestiguar la partida de varios parientes amigos y personas cercanas. También he sido testigo de la pérdida de los parientes cercanos de mis amigos.
Sin embargo puedo afirmar que solamente he llorado y parecido el luto por una sola persona que ni siquiera era familia de sangre.
Hablaré de mi experiencia con el que fue mi suegro, casi un padre para mí, un modelo de padre: Daniel.
Lo primero que pensé fue que no era posible. Aquello no era real. Incluso llegué a intentar engañarme con la idea de que me estaban corriendo una broma pesada.
Incluso seguía engañándome cuando lo vi acostado en la camilla del hospital. Incluso al sentirlo y verlo sin su habitual sonrisa y su humor negro inteligente no lo podía creer. Mejor dicho no lo quería creer.
Esa es una de las etapas del duelo te creo que todos pasamos por ella.
Luego comencé/comenzamos a pensar en qué pudiéramos haber hecho diferente para que su último día con nosotros hubiera sido de otro modo o qué pudiéramos haber hecho para que aquel no hubiera sido el último día. Pero ya nada valió la pena y de hecho no era nada sano aquello que estábamos haciendo.
Ayudé a cargarlo a vestirlo luego lo custodie durante todo tiempo que estuvo en la funeraria e incluso lo cargué hasta su destino final.
Y seguía llorando, sin creerlo.
Daniel era ese tipo de hombres que creemos eternos e inmortales. Y a suceder lo que por ley natural tiene que suceder la vida nos demuestra lo frágil que somos.
Tuve que ponerme fuerte para poder realizar todos los trámites necesarios hice sostén del resto de familia que dejó detrás. Familia entre la que estaba una esposa por más de 50 años sin separarse ni un momento.
Si para mí era difícil era duro imagínense para ella.
Recuerdo que la gente me decía tienes que ser fuerte por los demás y yo los miraba preguntándome ¿y quién es fuerte para mí? Por supuesto que no decía nada solo sentía y me dedicaba a hacer mi trabajo.
Y eso dice le juro que casi no lloré desde que salimos del hospital hasta después del crematorio.
Sin embargo el resto de la semana y año y cada 6 de enero, no he podido evitar llorar.
Pero ese ha sido yo y solamente puedo hablar completamente por mí. Las hijas de Daniel y la esposa también han vivido o vive en el duelo a su modo.
En lo personal yo sigo en duelo.
Porque el dolor por la pérdida de alguien así de grande para uno, nunca pasa simplemente aprendemos a vivir perpetuamente con el dolor.
Casi todo nos recuerda a esas personas que perdemos.
Incluso he llegado a creer verlo por la calle a confundirlo con alguien parecido a él.
Hay quienes afirman tener fórmulas para “sobrepasar el duelo”. Soy de la opinión de que el duelo no se sobrepasa.
Simplemente sonreír es una más de las muchas habilidades que adquirimos desde ese momento.
Como dice una amiga: “aunque nos veas sonreír, no quiere decir que no estemos rotos por dentro”.
Después de la partida de Daniel me enfoqué en ayudar a su familia. Me cansé me metas y planes que me ayudaron a mirar hacia adelante hacia un futuro.
También me di cuenta de que, aunque te estés muriendo, siempre habrá alguien a quien hagas feliz y tenemos la obligación de hacerlo.
Del mismo modo, siempre serás necesario para alguien. Así que pensar en irnos lesionarnos autosabotearnos no es una opción.
Primera porque no vamos a resolver nada y en segundo lugar porque todavía seguimos aquí estamos vivos y somos para alguien o para varias personas lo mismo que ser querido no era para ti.
Como artista tengo la posibilidad de poder convertir ese dolor en literatura.
Este poema lo escribí a los pocos días de su partida está inconcluso porque llanto no me dejó seguir escribiendo.
A Daniel, donde sea que estés
El mejor hombre del mundo,
gigante de sombra infinita,
perfecto en imperfecciones,
crea caminos de hierro
eternos en su horizonte.
El hombre más hombre del mundo
No lo era,
No lo es
Ni lo será
Por acumular las rayas del tigre
en puños repletos de emociones.
El hombre más hombre del mundo
crea paraísos en los sueños,
estrella polar para hijas de ojos nobles
traídas desde tierras de reyes.
Concede el maná del propio cielo
Eterna dicha de los mortales,
y solo aspira
al tributo de su ejemplo.
El mejor y más hombre del mundo,
omnipresente en su esencia,
era hijo,
hermano,
padre,
amigo,
verbo y sustantivo,
conjuro para el buen día.
Tatúa con calma sus notas
Para recordar su canto
desafinadamente dulce,
el perdonar
a los que nos ofenden
y ver la luz con ojos cerrados.
El hombre del poema más bello del mundo,
se ríe mientras duerme,
el sueño de una mente en calma
y la fe infinita.
Anfitrión eterno de amistades
Entre especies,
especias,
y el sonar de los cubiertos.
Narrador de su propia historia,
no se fue cuando quería
pero sí como lo quiso.
¿Cómo se atreve
a dejar esos zapatos
talla Dios
en una broma?
Dios pone la mano sobre sus pasos
La huella es grande,
le caben fotos al vacío,
y anécdotas repetidas en dos idiomas.
E Incluso yo,
tú,
mis poemas,
mis cuentos sin escribir,
y aún queda luz.
El hombre a quién más se le extraña en el mundo
se multiplica en sonrisas
y trastoca la tristeza en alegría
en el recuerdo perpetuo de su luz,
porque el mundo seguirá brillando,
pero menos.